En su artículo I-2, afirma que “La Unión se fundamenta en el respeto de la dignidad humana, la libertad, la democracia, el Estado de Derecho y el respeto de los derechos humanos”, y yo me pregunto si ese respeto a la dignidad y a los derechos humanos es continuación de la actividad que, a lo largo de los siglos, han desarrollado los estados europeos a lo largo y ancho del mundo; En América, en Asia, en África, en Oceanía o en Europa.
Cuando los conquistadores españoles pisaron el Nuevo Mundo, escribieron a los Reyes Católicos diciendo: Aquí todo es diferente, plantas y animales; sólo los hombres son iguales a nosotros.
Esa es la esencia de la Hispanidad; tan contraria a la máxima europea aplicada en Norteamérica, donde “el mejor indio es el indio muerto”, o en Oceanía, donde a mediados del Siglo XX, tuvieron a bien tratar a los aborígenes fuera del punto de vista zoológico.
En el mismo artículo, refiriéndose a sí mismos señalan sin rubor que “en una sociedad caracterizada por el pluralismo, la tolerancia, la justicia, la igualdad, la solidaridad y la no discriminación…”.
Un pluralismo y una tolerancia que condena al más completo de los ostracismos a toda persona que cometa la felonía de pensar por sí mismo, independiente del pensamiento único; una tolerancia y un pluralismo que debe estar inexorablemente circunscrito al dirigentismo obligado de los partidos políticos ( y de los medios de “comunicación” de los que dependen); auténticos grupos de opresión de los ciudadanos, que se dividen la sociedad para manipularla mejor.
Justicia, igualdad y solidaridad, que inexorablemente están enmarcadas en los presupuestos que ellos mismos, a espaldas de la Justicia, la Igualdad y la Solidaridad, dictan en contra de las personas, promulgando leyes criminales que atacan directamente la vida del nasciturus, del enfermo y del anciano.
En su artículo I-3-2, afirman que “La Unión ofrecerá a sus ciudadanos un espacio de libertad, seguridad y justicia sin fronteras interiores y un mercado único en el que la competencia sea libre y no esté falseada.”
Las palabras son muy bonitas, pero hay que ver lo que ocultan, y para ello no hay más que analizar la trayectoria del sistema que dicta este presupuesto de ley.
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