miércoles, 30 de septiembre de 2015

Nada en común (I)

Extractos del repaso a la segunda mitad del siglo XX titulado  NADA EN COMÚN

AÑO 1953
Durante este año acontecieron hechos importantes. El 5 marzo fallecía el genocida Stalin. Dejaba en funcionamiento 80 campos de concentración a lo largo de todo el territorio soviético, y una cifra de muertos que los más optimistas sitúan en torno a los cuatro millones y los más pesimistas por encima de los doscientos millones (incluyendo en esta cifra no sólo los genocidios cometidos en sus territorios, sino los desarrollados en todo el mundo comunista, incluida España bajo su dominación entre 1936 y 1939).
La Santa Sede y España firman el primer concordato desde 1851, cuando los gobiernos masónicos promovieron leyes tan injustas como la desamortización de Mendizábal, mediante la cual, a costa de la Iglesia, inflaron sus bolsillos “hermanos masones” a lo largo de toda la geografía nacional. No era el Concordato una concesión de derechos al régimen del 18 de Julio ni a Franco, sino el retomar de unas actuaciones que procedían de la Edad Media; actuaciones que Franco, en alguna ocasión, manifestó no entender, ya que ponía en sus manos la elección de los Obispos entre una terna que le era presentada; aspecto que le resultaba tan extraño como si él sometiese a la Santa Sede la elección de sus generales o sus gobernadores civiles... Pero era algo que no dependía de él, sino de los derechos históricos; derechos que descuidó y que, pasados los años, facilitarían la ascensión indebida de individuos como Tarancón, Setién o Cirarda, por centrar en los individuos que más daño han hecho a la Iglesia y a España en el siglo XX.

A partir de éste año, el sacerdote, en las ofrendas de la Misa, pedía por España y por el Jefe del Estado.

En enero de este año, Eisenhower accedía a la presidencia de los EE.UU; hecho que no pasaría desapercibido en España, ya que este mismo  año  entraría España en la UNESCO, y ello significaría el primer paso en la descomposición nacional. Durante este año, a cambio de las bases que hipotecaban la libertad de España, llegaban a los coletazos del plan Marshall. Cesáreo recuerda que años adelante, cuando él iba a la escuela, sus compañeros recibían, recuperado de un gran cajón de madera, una ración de leche en polvo que llevaban a su casa; donativo de los “amigos gringos”. Nunca acabó de dar gracias porque a él jamás le dieron una de aquellas raciones. Su padre era alcalde del pueblo.

Los gringos, como los franceses un siglo y medio antes, tomaban posiciones para controlar España. Zaragoza, Torrejón, Morón y Rota serían los mordiscos del invasor, a través de donde inocularían el virus de la democracia.

Empezaba en España el desarrollismo. Su principal muestra, la inauguración de la fábrica de Seat en Barcelona.
Share:

lunes, 28 de septiembre de 2015

LA CUESTIÓN JUDÍA EN LA ESPAÑA VISIGODA - I

LA CUESTIÓN JUDÍA EN LA ESPAÑA VISIGODA

Entiendo indispensable para procurar el entendimiento de un momento y de unas actuaciones históricas que intentemos aclarar la situación del llamado problema judío en la España Visigoda. Puede parecer algo extraño, como extraño le pareció al autor de este artículo encontrarse con este asunto en el estudio de una sublevación, pero resulta de vital importancia para comprender la misma.


Se ha hablado mucho de la marginación que ha sufrido el pueblo judío, y en ocasiones se ha hablado de forma equívoca. Intentaremos ser prudentes y procuraremos ajustarnos al máximo a los hechos. También procuraremos averiguar si existe el pueblo judío.

La verdad es que, en España, y hasta momentos concretos de la historia, “Los judíos no estaban confinados en un barrio reservado. Es verdad que habían conservado la costumbre de agruparse alrededor de la sinagoga. Existían por lo tanto barrios judíos, pero aparecieron tardíamente hacia el fin del siglo X.” [1]

Como vemos, es un autor judío militante quién nos señala el camino para lograr comprender la situación de lo que conocemos como “gueto”. Se agrupaban alrededor de la sinagoga. Para entendernos en términos modernos, el “gueto” sería algo así como un barrio exclusivo de un sector social con un poder adquisitivo alto, que se agrupa, relativamente apartado de los demás, en base justamente a ese poder económico. Hoy podríamos pensar en las urbanizaciones que están ubicadas alrededor de las ciudades.

Si de ahí surgen algunas otras cuestiones es algo que también habrá que dilucidar. Al respecto, algunos historiadores destacan que “al hablarnos del problema judío en el reino visigodo, y ello de una manera más o menos clara y tajante, que los judíos constituían una minoría social inasimilada; que eran diferentes y “no encajaban en la organización social del momento”… que constituían una raza aparte… ¿pudieron actuar los celos económicos de toda la sociedad hispanovisigoda hacia una minoría escandalosamente rica?”[2]

Esta es una pregunta que escapa al ámbito de este artículo… y a la voluntad de su autor. No obstante, ahí queda la cuestión.

Y en lo relativo a otros aspectos; ¿cómo queda el hecho de la libertad humana de los judíos dentro del mundo visigodo? Decididamente, los judíos “Eran más libres que los siervos y que muchos burgueses. Además, y esto era lo importante, la situación jurídica de los judíos no los rebajaba. No eran tratados a modo de parias; no estando cargados de ningún menoscabo civil o profesional, no quedaban excluidos de la sociedad. A los ojos de sus contemporáneos aparecían como uno de los múltiples engranajes de la sociedad.” [3]

Vamos, poco más hay que decir… Sencillamente eran un engranaje más de la sociedad.


[1] Garzón Serfaty, Moisés. Apuntes parauna historia de la judeofobia. http://www.caiv.org/medios/historia_antisemitismo14073.pdf
[2]García Iglesias, Luis. Motivaciones de la política antijudía del reino visigodo en el siglo VII. dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2018675.pdf
[3]Garzón Serfaty, Moisés. Apuntes para una historia de la judeofobia.


Share:

sábado, 26 de septiembre de 2015

Guerra de secesión de Portugal. I


GUERRA DE SECESIÓN DE PORTUGAL

La unidad nacional era una voluntad manifestada a lo largo de toda la Reconquista. Todos los reinos hispánicos tenían presente la idea de la reconstrucción del reino visigodo, y por tal laboraron, y en diversas ocasiones dejaron manifiesta esa voluntad.


Con los Reyes Católicos se expulsó definitivamente al invasor musulmán y quedaron reunidos Castilla y Aragón bajo un mismo rey. No tardó mucho en incorporarse Navarra a la unidad nacional. Quedaba Portugal, que al haber quedado distante del último reducto musulmán de Granada, había dedicado sus esfuerzos a la expansión ultramarina. Este hecho, de por sí positivo, acabaría siendo una rémora para la unificación nacional, todavía hoy pendiente.
Pero la voluntad siempre ha estado y está presente; así, en el siglo XVI, “desde la década de 1540 se iban instalando, paulatinamente, en el gobierno y en la administración portuguesa los partidarios de la Unión dinástica. Manuel I (1495-1521) ya había alimentado el sueño de una unión peninsular que el monarca lusitano perseguía por medio de sus matrimonios, con eminentes tintes políticos…/… varios grupos sociales en Portugal deseaban la unión ibérica. Si se concretaba, ésta permitiría a la nobleza lusitana superar la crisis económica que la había afectado tras el desastre de la batalla de Alcazarquivir… /… El alto clero estaba también muy abierto a la idea de una unión ibérica, pues muchos miembros de este grupo tenían la costumbre de ir a estudiar en universidades españolas y consideraban, por motivos ideológicos, que Felipe II, sería el rey católico por excelencia, que salvaría la cristiandad de los “herejes[1]

La ocasión se presentó de forma inesperada cuando a los 24 años de edad desapareció D. Sebastián, en empresa militar que había iniciado contra los turcos, si bien con la ayuda material de Felipe II, contra su consejo. Sucedió lo que tenía que suceder: una triste jornada en la que junto a D. Sebastián sucumbió la flor y nata del ejército portugués un malhadado 4 de Agosto de 1578.

La muerte de D. Sebastián planteó un problema sucesorio de importancia, porque moría sin descendencia. La corona la ceñiría su tío abuelo, que también falleció sin descendencia en 1580.

“La muerte de D. Sebastião, o más bien su desaparición, plantea durante el final de este periodo una oportunidad para que su tío, Felipe II, intente optar a la corona de Portugal y consolidar de esta forma la Unión Ibérica. El lento proceso de resolución de los derechos a la corona se resuelve con la presencia del Duque de Alba y del marqués de Santa Cruz en Lisboa en 1580.


En la foto, Don Sebastián de Portugal.
[1] da Silva Guevara,   Gisela. Pérdidas de independencia e ideología:el caso de Portugal (1580-1640)
Share:

viernes, 25 de septiembre de 2015

La caída del Imperio Romano: Sí, hay que tener memoria


Alrededor del año 270, la crisis sufrida por el Imperio era evidente en lo moral, en lo patriótico, y también en lo económico. Se produjo déficit en la balanza de pagos y el Imperio debía pagar sus importaciones con oro, del que carecía, por lo que ya en tiempos de Nerón se produjo una devaluación el año 64, que se iría repitiendo sucesivamente, llevando al denario de plata a un  descenso de peso y de ley que en el segundo siglo de nuestra era llegó al 70%. 

Los godos, en este tiempo habían pasado de ser meros guerreros, a cultivar la tierra, a explotar la minería, y a comerciar con el Imperio. Esta actividad les llevaría a la búsqueda de territorio donde asentarse, que toma cuerpo con el emperador Aureliano, quien, como ya hemos señalado, en 270 reconoce los asentamientos godos en Dacia como los de un pueblo amigo y aliado. Condición que verían mejorada en 332 con el emperador Constantino, que los convirtió en federados. Estas eran concesiones que Roma hacía por falta de capacidad para controlar la frontera, y este extremo no pasaba desapercibido a quienes al final acabarían invadiendo el Imperio.

El problema se agudizó cuando en 376, y como consecuencia del empuje de los Hunos, Valente les permitió asentarse en Tracia, dejando desguarnecida la frontera del Danubio, y dos años más tarde se hacían con los Balcanes. Finalmente Teodosio los vencería y los asentaría en Tracia y Mesia, hasta que murió Teodosio en 390, momento en que invadieron Grecia.

A partir del siglo IV sólo en Oriente existían grandes ciudades; y además es precisamente allí, en Siria y en Asia Menor, donde se concentraban las industrias de exportación, especialmente las textiles, de las que el mundo romano se constituye como mercado y cuyo transporte es realizado por barcos sirios.[1]El año 395 se divide el Imperio Romano, y en Hispania perviven una serie de ciudades que se han desarrollado con Roma: Corduba (Córdoba), Tarraco (Tarragona), Cartago Nova (Cartagena, Murcia), Emporion (Ampurias, Gerona), Barcino (Barcelona), Carteia (Cartaya, Huelva), Itálica (Sevilla), Caesar Augusta (Zaragoza), Valentia (Valencia) o Emerita Augusta (Mérida, Badajoz).

Rufino, el regente del Imperio de Oriente, ofreció un pacto a Alarico, por el que le nombraba  “magister militum” de Iliria a cambio de que abandonase Grecia. Pero Iliria pertenecía al Imperio de Occidente, con lo que el problema lo derivó al nuevo emperador, Honorio, y abría a los godos la invasión del Imperio de Occidente, que acometerían en cuanto suevos, vándalos y alanos atacasen la frontera norte y el ejército romano acudiese a enfrentarse a ellos. Esto sucedía en 407; Alarico tomaba Milán y amenazaba la misma Roma.

La reacción de Honorio fue dar por concluido el asunto y dedicarse a refriegas palaciegas en medio de las cuales acabó asesinando a su mejor general, Estilicón, el año 408, ocasión que aprovechó Alarico para engrosar su ejército con las tropas del asesinado.

Con estas tropas, el 24 de Agosto del 410 Alarico (All-Reich, todo rico), saqueó Roma sin que los patricios romanos se preocupasen de otra cosa que de conservar intactas sus propiedades.



[1] Historia General de España desde los tiempos primitivos hasta la muerte de Fernando VII. Modesto Lafuente-Juan Valera


[1] El comercio del Mediterráneo hasta finales del siglo VIII Henry Pirenne: Las ciudades de la Edad Media
Share:

jueves, 24 de septiembre de 2015

La familia, base de la sociedad (3)

                           
 2.3.- Sociedad sin norte. Agravios a la familia

Otro ítem de la sociedad deshumanizada es el permanente agravio comparativo que sufre la familia, sobre todo si es numerosa, con relación a otro tipo de situaciones. En el terreno puramente económico, resulta que quienes más capital humano aportan, las familias numerosas, acaban siendo los pecheros sociales a la hora de contribuir al mantenimiento de los ancianos.

Que la familia deba mantener a sus ancianos entra en la lógica propia de la familia, y entre otras funciones, esa es una de carácter primordial. La dificultad surge cuando, como sucede en nuestra sociedad, el número de ancianos desborda todas las capacidades.

En las sociedades no complejas, no existe problema, como tampoco debe existir en una sociedad compleja bien estructurada. Económicamente no debe importar que existan ancianos sin hijos; éstos deben ser atendidos normalmente por la sociedad procurando que la merma afectiva por falta de hijos y nietos no signifique también un abandono social.

No obstante, la sociedad debía distinguir perfectamente las distintas situaciones, y no consentir que quienes se encuentran en esa situación por estricto egoísmo personal, y no por servicio a la sociedad o por circunstancias de la naturaleza o por accidentes indeseados, sean una lacra económica para otros.

Y es que, tal como están estructuradas las cosas, quienes no han querido tener hijos, e incluso quienes han asesinado a sus hijos, tienen más derechos a la hora de percibir subsidios de vejez que quienes sí han tenido hijos, siendo que son precisamente éstos quienes deben atender con su aportación la subsistencia de aquellos.

Parece bastante evidente que en la actualidad, en España, nos encontramos en una sociedad rebosante de derechos que en la práctica no son aplicados; en una situación donde finalmente quienes debían ser finalistas de los derechos están prácticamente marginados de los mismos.

Para un cristiano, son las leyes las que deben someterse a los intereses humanos y de la sociedad. Nunca al contrario. Así, “todos aquellos que quieren casarse y establecer una familia tienen el derecho de esperar de la sociedad las condiciones morales, educativas, sociales y económicas que les permitan ejercer su derecho a contraer matrimonio con toda madurez y responsabilidad” .

Y es que, como la doctrina de la Iglesia insiste, “La familia, pues, tiene inmediatamente del Creador la misión, y, por lo tanto, el derecho de educar a la prole, derecho inalienable por estar inseparablemente unido con una estricta obligación, derecho anterior a cualquier otro derecho de la sociedad civil y del Estado, y por lo mismo inviolable por parte de toda potestad terrena”.

Por eso, la legislación de una sociedad justa no puede obviar el hecho de la existencia de la familia, y más, de las familias amplias y de las familias numerosas, porque no es lo mismo una familia de cinco que una familia de diez. Parecería más lógico que las ventajas fiscales, laborales y sociales que no se reflejan en la ley, fuesen parejas al número de hijos, variando con cada uno de ellos, usando un baremo similar a los aplicados en la declaración de la renta, y considerando en ambos casos que no exista tope, como el impuesto para quienes tengan más de siete hijos.
Share:

ESPAÑA BAJO EL ISLAM (5)

http://clio.rediris.es/n32/atlas/036.jpg

                                       
ESPAÑA BAJO EL ISLAM (5)
Cesáreo Jarabo

Extractos de la obra.


Con la acometida musulmana, las plazas del norte de España se rindieron sin enfrentamiento, saliendo al encuentro de los invasores para presentarles la sumisión.[1] Con estos actos, ciudades como Barcelona, (que fue tomada en 718) Pamplona, Gerona, Huesca o Tortosa consiguieron que se respetase el culto católico.[2] Sólo se resistieron parte de Asturias, de Cantabria, Vizcaya y Álava[3], y la Septimania se mantuvo, de momento, independiente.

Ardón, que reinó entre el 713 y el 720 fue un rey elegido por los nobles para seguir manteniendo la resistencia frente la invasión. Nombrado el 713 ó 714, fijó su residencia en Narbona, antigua capital del imperio visigodo. Justamente fueron las mismas ciudades que apoyaron a Paulo en su sublevación contra Wamba las que ahora apoyaron a Ardón. Pero el 720 ó el 721 el valí Abd al-Malik logró apoderarse de la ciudad, sometiendo a los condes godos y deponiendo a Ardón.

En el valle del Ebro, Casio, comes gobernador de la zona, se convirtió al islam y se hizo vasallo de los Omeya, creando un reino muladí que jugaría importantes papeles en el devenir histórico; unas veces apoyando al invasor, otras veces apoyando a quienes reconquistaban, y que llevó a los Banu Qasi a titularse “terceros reyes de España”… Una posición ambivalente que unas veces hacía surgir el valor de lo hispánico, y otras recordaba más a los hijos de Witiza.

Vista esta situación, Muza determinó zanjar los acuerdos tenidos con los hijos de Witiza y convertir la ayuda en conquista de España. Los hijos de Witiza serían debidamente recompensados, máxime cuando su colaboración seguía siendo imprescindible tanto para mantener pasivo al pueblo español dominado, como para denunciar a quienes eran partidarios de Rodrigo, que eran subsiguientemente asesinados.[4]Esto ocasionó ríos de sangre ocasionados por los invasores sobre los españoles, procediendo a quemar iglesias, y a asesinar sin piedad hasta a niños de pecho; estos hechos son recogidos por los cronistas árabes, en concreto por Al Maccari[5].

Pero eso sería a posteriori, La conquista, debemos reconocerlo, fue limpia y rápida, basada principalmente en pactos que en principio eran respetuosos con las costumbres e incluso más ventajosos que los aplicados en su momento por los godos, y desde luego, mucho más rápida que la conquista romana y que la conquista goda. Otra cosa es lo que más adelante pasaría, cuando los pactos no fueron respetados y la persecución por motivos religiosos y por motivos económicos acabaría con la vida y con la libertad de quienes habían cedido el control de sus vidas como consecuencia de su falta de fe en sí mismos y en su patria. No se puede entender la invasión árabe, sobre todo su rapidez, en un lugar como España, sino por la propia decadencia como pueblo.

Pero el éxito de Muza y de su liberto Tárik, que conquistó toda la península en nueve años y con un aporte de unos 200.000 invasores[1], y que junto a inmensas riquezas llevó a presencia del califa hasta 30000 prisioneros según unos cronistas árabes y hasta 100.000 según otros,[2] tuvo una extraña recompensa del califa Sulayman, que tras acusar a Muza de haberse quedado con unos impuestos y con unos bienes entre los que se contaban 24 diademas de los reyes que habían sido de España y una mesa ricamente adornada donde figuraba el nombre de Salomón, lo condenó al pago de 4.030.000 dinares y le privó del dominio sobre Tárik, que le había traicionado, en concreto en el asunto de la mesa de Salomón.[3]


[1] Al Andalus 711-1031 Manuel Sánchez.  http://www.vallenajerilla.com/berceo/sanchez/alandalus.htm
[2] Historia de los Mozárabes de España. Fco. J. Simonet Pag. 33
[3] La España Musulmana. Claudio Sánchez Albornoz


[1] Historia de los Mozárabes de España. Fco. J. Simonet Pag. 59
[2] Historia de los Mozárabes de España. Fco. J. Simonet Pag. 59
[3] Orígenes de la Nación Española, El reino de Asturias. Claudio Sánchez Albornoz. Pag. 92
[4] Historia de los Mozárabes de España. Fco. J. Simonet Pag. 31
[5] Historia de los Mozárabes de España. Fco. J. Simonet  Pag.32
Share:

lunes, 21 de septiembre de 2015

La conquista británica de España (IX)


Recién conquistada España por Napoleón, el Barón de Humbold viajó a América, donde Fernando Hidalgo Nistri nos señala que trató “íntimamente con Selva Alegre, con Salinas, Quiroga, Larrea, Morales, Mejía y en fin con cuantos han sido ahora actores principales de la revolución

Conferencia frecuentemente a puerta cerrada con el obispo Cuero y Caicedo y con el presidente Carondelet; déjale a éste los planos hechos y formada logia de jacobinos.” Los frentes eran múltiples; así, José María Blanco, alias Blanco White, que lo habíamos visto en 1808 lamiendo a los franceses, en 1810 creó en Londres el periódico “El Español” que se convertiría en el órgano de los separatistas americanos, mientras el 21 de Julio de 1810, y al amparo de la situación de España, comisionados de Venezuela en Londres hicieron unas proposiciones a los británicos en las que se sometían a la protección de Inglaterra e hipotecaban el comercio y las explotaciones mineras a favor de ésta.


Por su parte, Simón Bolívar, según relata Rosendo Bolívar Meza, había sido enviado por sus familiares a la península el año 1799 “para completar su educación, haciendo previamente una estadía de tres meses en la Nueva España, entrevistándose con el virrey Miguel José de Azanza, a quien Bolívar le expuso sus puntos de vista sobre la Revolución Francesa, con los cuales, como es lógico suponer, no coincidió.”

Volvió a Caracas en 1802, de donde partió a Europa en 1803, y tras contactos con personajes de la masonería, volvería en 1805 con el grado de maestro masón, tras haber evolucionado, al compás de la misma masonería, de una acendrada admiración por Napoleón a una oposición contumaz que lo había acercado a la órbita británica, tomando relación con Humboldt, Oudinot, Delagarde… En 1806 de vuelta a Caracas estaba dispuesto a colaborar con la intentona inglesa encabezada por Miranda, y en 1809, tras los sucesos del 19 de Abril fue comisionado, junto a Andres Bello y Luis López Méndez, para informar al gobierno británico de las novedades ocurridas y para ponerse bajo su protección, según nos relata puntualmente Daniel O’Leary, el comisionado extraoficial británico para controlar los pasos del “libertador”.

Qué hizo brotar el odio contra España en Bolivar es cuestión que alguien podrá investigar, pero en cualquier caso no era compartido ese sentimiento en el seno familiar. La hermana de Bolívar, que acabaría siendo desterrada por el “libertador”, según Isidoro Medina Patiño, “era una mujer monárquica, totalmente fanática de la corona española, que se arriesgó escondiendo en su casa a los españoles que huían del sanguinario Bolívar, su hermano loco como ella misma lo calificaba.”

En defensa de esta mujer,“Don Alexo Ruiz, quien fuera Secretario de Estado y del Departamento de Hacienda de Indias, comunica a su Majestad las acciones de Bolívar -María Antonia-, a la vez que aboga por ella en estos términos:

“Señor: La desgraciada hermana del rebelde caudillo Simón Bolívar, contenida en esta instancia, es una heroína de la lealtad. Me consta y es bien notorio, y lo ha declarado la Real Audiencia de Caracas que su hermano la maltrató y persiguió, la hizo emigrar con violencia, por haber sido siempre de conducta y opiniones contrarias a las suyas. Siempre unida a la causa de Vuestra Majestad salvó la vida a muchos buenos españoles, refugiándolos en su casa y haciendas. Y con un mérito tan sobresaliente, y con bienes cuantiosos, que la están mandado desembargar y entregar, prefiere vivir pobremente del trabajo de sus manos, en esta Isla fiel para no exponerse a los riesgos y convulsiones de su Patria, ni encontrarse con un Hermano que la ha causado todos sus infortunios.”
Share:

viernes, 18 de septiembre de 2015

Omar Ben Hafsún contra el expolio fiscal árabe

He aquí su famoso discurso cargado de significado a sus seguidores: 

"¡Desde hace demasiado tiempo habéis debido soportar el yugo del sultán, que os quita vuestros bienes y os cobra impuestos aplastantes, mientras que los árabes os llenan de humillaciones y os tratan como esclavos!" 

Todo un manifiesto de insurrección manifiestamente patriótico frente al poder extranjero que abrasa de impuestos a los hispanos, sean cristianos o no.
Share:

miércoles, 16 de septiembre de 2015

SIGUIENDO CON LA GUERRA DE SUCESIÓN


SIGUIENDO CON LA GUERRA DE SUCESIÓN
ALGUNOS ASPECTOS POLÍTICOS DEL REINADO DE FELIPE V

 
En las cortes celebradas en Barcelona entre el 12 de Octubre de 1701 y el 14 de Enero de 1702, y tras haber sido jurado, Felipe V rehusó conceder algunas constituciones, en concreto la facultad de insacular y desinsacular cargos, hasta tanto no tuviese “la refpuefta a un Extraordinario del Rey de Francia, por el qual le mandava le participaffe el eftado de las Cortes, que defeava entenderlo por hallarfe vnidos los intereffes de Efpaña,y Francia”.[1]A pesar de tamaño sometimiento a intereses extranjeros, finalmente serían aprobadas las cortes con una artimaña legal que nada resolvía, y Felipe V embarcó para Nápoles el 2 de abril de 1702 para seguir con el procedimiento legal, a la vez que para enfrentarse militarmente a las tropas del pretendiente austriaco.


En Barcelona se había creado un clima viciado por el hecho de haber sido nombrado virrey el duque de Palma, hermano del cardenal Luis Portocarrero, en sustitución de Jorge de Darmstadt Lansgrave de Hassia, antes de haber sido jurados los fueros por Felipe V. El asunto se complicó cuando Darmstadt perpetró una conjura con la reina Maria Ana de Neoburgo, esposa de Carlos II, y Juan Tomás Enríquez de Cabrera, Almirante de Castilla, y se despidió de Barcelona anunciando que volvería con nuevo rey.

La situación propició que Felipe V, el 24 de febrero de 1701 cursase una carta al Consejo de Ciento señalando su compromiso “de iurar vueftras Conftituciones luego que lo permitiere el tiempo, y los negocios Universales de la Monarquía, aviendo ya Jurado lo mifmo el Conde en el común consentimiento del Principado.”[2]El día 29 saldría de Barcelona el príncipe de Darmstadt.

Hasta el momento, no se podía cambiar el esquema jurídico de los diversos reinos, ya que siendo heredados, debían ser garantizados  los fueros, privilegios y libertades de cada uno de ellos, por lo que al acceder al trono debían jurar respetar y conservar, pero las negociaciones se prolongaron varios meses.

Finalmente, el 4 de Octubre de 1701 juró los Fueros y Privilegios de Barcelona, tras lo cual se convocaron Cortes del Principado. Posteriormente casaría con Maria Luisa Gabriela de Saboya.

Tras la jura por parte de Felipe V, su proclamación sería ratificada por las cortes de Barcelona y de Zaragoza, donde los distintos estamentos juraron acatamiento. No se realizaron cortes en Valencia ni en Castilla.

Pero los padecimientos en las cortes de Cataluña y de Aragón no eran el menor problema de Felipe V. Su abuelo, Luis XIV de Francia, cuya actuación estaba ocasionando una alianza bélica de las otras potencias europeas, pretendía la cesión de los Países Bajos como contrapartida a los “sacrificios” que había hecho por España, no conformándose con haberse apoderado del comercio con América. Las “justas” recompensas le fueron reconocidas por los ministros de Felipe V. A tal efecto escribió a su embajador en Madrid: “Carece España totalmente de metálico hasta para los gastos más indispensables; ni es fácil hallar lo necesario para sostener la guerra en Italia, para dar cumplimiento á los tratados y para conservar las alianzas. Al ver la conducta de los españoles, diríase que se trata de conservar los Estados cuya existencia es totalmente indiferente á su monarquía; hasta parece que consienten pesarosos que ponga yo algún concierto en los asuntos de los Países Bajos. Yo soy por último el que por todas partes hago los gastos de guerra, gastos que son inmensos á causa de la distancia de los sitios á que deben acudir mis ejércitos, y lejos de que me ayude España á defender sus propios Estados, me veo contrariado por su parte en todo cuanto trato de hacer en su provecho…/… Le hareis observar cuán onerosa es la guerra de Italia, las inmensas sumas que allí se consumen, y la mucha gente que cuesta, todo lo cual sale de mi reino…/… que por lo tanto es sumamente necesario pensar en los medios de hacer pronto la paz, porque aun cuando conozco con notable disgusto que debe ser comprada á costa de algunos Estados dependiente de la monarquía española, es de todo punto indispensable resolverse á ello.”[3]La pretensión no era otra que, a cambio de la ayuda prestada, España cediese los Países Bajos a Francia. “El marqués de Villena, que fue consultado sobre este grave asunto, convino en seguida en que una repartición seria onerosa á las dos potencias, sin ser de ningun peso en la balanza europea. Su opinión prevaleció, y todos los ministros, á excepcion de Ubilla solamente, estuvieron de acuerdo en que España hiciera el sacrificio íntegro.”[4]Pero las conveniencias políticas, finalmente mudaron la infamia, destinando los Paises Bajos a Baviera.

La causa del Archiduque, promocionada por los mercaderes ingleses y austriacos residentes había decaído considerablemente tras la marcha de Darmstadt y la celebración de Cortes, siendo que el lider austracista Felíu de la Peña, en sus “Anales de Cataluña”, deja constancia  del enfriamiento de la causa austracista, señalando que “Concluyeronfe las Cortes como quifieron los Catalanes. La porfía en no admitir reprefentaciones, y no atender a las Conftituciones que formaron las Cortes, aun de jufticia, la moderó el tiempo, que precisó a concedèr eftas y no negar las de Gracia”.[5]

Transcurridos pocos meses, no obstante, acabaría imponiéndose el partido austracista como consecuencia de la permanente dependencia que manifestaba el nuevo rey a quien sólo un lustro atrás había asolado el territorio. Y es que, como señala Virginia León Sanz, “Pese a las concesiones hechas por Felipe V en las Cortes catalanas de 1701-1702, similares a las obtenidas del archiduque Carlos en las de 1705-06, el poco tacto del monarca borbónico tanto en el Principado —con el nombramiento del virrey Fernández de Velasco— como en la Corte —diferentes decretos, como la equiparación de los pares de Francia con los grandes de España, la reforma de las secretarías y, sobre todo, la marginación del Consejo de Estado— deterioraron la imagen del monarca borbónico con el trasfondo de una guerra europea generalizada. La presencia de la escuadra angloholandesa alentó a los descontentos.”[6]


[1]Felíu de
Share:

martes, 15 de septiembre de 2015

La revuelta comunera


Unos apuntes sobre la revuelta comunera

Las comunidades tuvieron una justificación que fue reconocida por el poder real, que a la postre es lo que hoy podemos entender como el interés nacional. Sin embargo, la evolución que sufrieron en Castilla en 1520, mudaron en un elemento oligárquico al identificar la voluntad de los sectores más marginales de la ciudad con los intereses de la ciudad.

En esos momentos, ¿Quiénes eran los componentes de las Comunidades?

Para hacernos una idea de cómo se distribuía la población que nutriría los bandos en lucha, señalemos la población que tenía Segovia en 1530:
“Vecinos hidalgos ........ 2.963
Vecinos clérigos ........ 695 (cifra reconstruida)
Vecinos pecheros ........ 165 (cifra reconstruida)
TOTAL ...... 3.823 vecinos”[1]

Debemos aplicar un coeficiente de 4 personas por vecino pata hallar el número total de habitantes….15.292, y debemos señalar que en la geografía de la guerra comunera, Segovia era la ciudad más poblada. Lógicamente, estos cálculos de población son lo discutibles que cada uno quiera, pero pueden servir de orientación.

Toledo con 31.930 y Valladolid con 38.100 eran las ciudades más pobladas.

Ya en el siglo XV, las hermandades juegan un importante papel en el conflicto permanente que fue el reinado de Enrique IV, cuando los nobles licenciados del ejército de Enrique IV sembraron Castilla de inseguridad y bandolerismo. Tengamos siempre presente esta actitud de muchos nobles, justificación de las agrupaciones comunales en defensa frente a ellos. Y tengamos presente que al hablar de nobles o de problema nobiliario estamos hablando, si bien de una minoría, de una minoría con posibilidades de crear a su alrededor un partido que no necesariamente está compuesto de algo que podamos entender agrupado dentro de los mismos intereses de los nobles, sino por personas que por determinadas circunstancias están dispuestas a defender los privilegios de los nobles.
Sucederá exactamente lo mismo cuando en 1520 se produzca la revuelta comunera con quienes se adscribían al bando comunero. La deriva social y política de los comuneros fue de la más pura y limpia reivindicación de la justicia, al imperio del detritus de la sociedad, y en esa trayectoria, con los comuneros militó lo más variopinto de la sociedad. Gentes que estaban dispuestos a luchar por la justicia; nobles que por convencimiento o por interés prestaron su apoyo, y para compensar el aporte nobiliario, detritus social que en los últimos momentos se hizo con el control político del movimiento.
La nobleza, vista desde los apuntes que van surgiendo al comentar su actuación en los años inmediatamente anteriores a la revuelta comunera se nos aparece como un conjunto de intereses absolutamente ajenos a la sociedad; algo similar a lo que en el siglo XXI son los partidos políticos y los sindicatos… O las grandes empresas multinacionales.
Unos y otros tienen intereses absolutamente ajenos a los intereses nacionales, y sin embargo consiguen que la población actúe en su beneficio; luche en su lugar, y defienda los intereses de esos seres ajenos al bien común, como intereses propios. En eso, tanto el detritus social (en este caso representado por quienes acabaron quedándose con la marca “comunero”), como los ajenos a lo social (en este caso la nobleza de título), coincidieron en un momento, y lucharon juntos en el intento de conseguir objetivos comunes. La discordancia final significó su mutuo enfrentamiento y la supeditación momentánea de uno de los sectores al otro, que pasó a parasitar y a recuperar posiciones de privilegio que previamente le habían sido retiradas por la monarquía hispánica, fundida con lo que era su razón de ser: el pueblo español.
Una fusión de principios que había sido materializada a lo largo del siglo XV. “En el transcurso del siglo XV, las hermandades desarrollan una jurisdicción de paz territorial que desafía cada vez más el poder jurisdiccional del rey en causas criminales y que al mismo tiempo tiende a convertirse en una jurisdicción exclusiva. Sólo con la institución de la Santa Hermandad por los Reyes Católicos se consigue por parte de la monarquía encubrir por un tiempo transitorio esta situación de competición jurídica.  En segundo lugar, y como consecuencia del primer punto, las hermandades generales en Castilla pueden ser consideradas como pieza clave en el desarrollo del Estado moderno hispano.”[2]

Una fusión que había sido decisiva para la compactación del estado nacional, ya que“nuestra sociedad nacional vino conociendo precisamente a lo largo de buena parte del siglo XV uno de los periodos de mayores turbulencias y desequilibrios sociales, originados fundamentalmente por la insumisión de la nobleza que trataba de desacreditar y debilitar a la monarquía como máxima institución social.”[3]

La creación de la Santa Hermandad por parte de los Reyes Católicos, además de crear una policía que garantizase el orden y la ley en despoblado, parece pretender canalizar esa energía que durante siglos había sido generada por las hermandades.
La efectividad de la Santa Hermandad se vio apoyada por la contundencia de sus métodos; como muestra, señalar que las ordenanzas señalaban “que el malhechor reciba los sacramentos que pudiere recibir como católico cristiano, e que muera lo más prestamente que pueda, para que pase más seguramente su ánima”.[4] La Santa Hermandad unió más aún al pueblo con los Reyes Católicos, y los nobles presentaron quejas por su creación, al tiempo que otros nobles, como el conde de Haro, adoptaron la medida en sus señoríos.
Los hechos acaecidos durante el reinado de Carlos I nos demuestran que estamos hablando de un gran conflicto. Algo sucede cuando hablamos de dos cosas bien distintas al referirnos a las hermandades y a la Santa Hermandad. Los Comuneros son, en cualquier caso, la expresión menos afecta a la corona de lo que en el siglo XIII fueron las hermandades.




[1]Pérez, Joseph. La revolución de las Comunidades de Castilla.  Pag. 15
[2]Suarez Varela, Antonio La Conjuración Comunera.
[3]Miranda Calvo, José. Reflexiones militares sobre las comunidades de Castilla. Pag. 12
[4]Modesto Lafuente y Juan Valera. Ordenanzas de la Santa Hermandad.  Historia general de España. Tomo VI Pag. 280
Share:

lunes, 14 de septiembre de 2015

ESPAÑA BAJO EL ISLAM (4)


ESPAÑA BAJO EL ISLAM (4)
Cesáreo Jarabo

Extractos de la obra.

El año 32 de la Hégira (20-8-749 a 9-8-750 d.C.) se produjo la matanza de los Omeyas en Bagdad, el desarrollo de la cual nos deja muestra de la calidad humana que adornaba a los invasores: El califa abbasida Abul Abbas amnistió a los omeyas que habían sobrevivido a la salvaje persecución de que habían sido objeto, y en medio de un banquete dado para celebrar la amnistía, todos los miembros de la familia omeya fueron asesinados mientras las carcajadas y los instrumentos musicales sonaban sobre los moribundos. De esta matanza supo huir un joven de 16 años: Aberramán, que en una rocambolesca y eterna huída llegaría a Al Andalus ocho años después, donde con el apoyo de sus patronos, que eran muchos, y de los yemeníes, se hizo con el poder, aprovechando las luchas intestinas existentes entre los invasores. Eliminó a Yusuf y a su principal aliado, Al-Sumail, que dominaba en Aragón y contaba con el apoyo de los “maulas”[1], que eran quienes lo habían llamado cuando conocieron la persecución de que era objeto.

En 758 llegó Abderramán a España de acuerdo con los Banu Unayya. Al Sumail quería combatirle, pero Yusuf le ofreció su hija en matrimonio. Fueron rechazadas sus ofertas y el embajador fue prendido.
Yusuf, que regresaba victorioso de su campaña sobre el rebelde Amrú, montó en cólera, asesinó a los prisioneros que había tomado, se sublevó e invitó a sublevarse a Al-Sumail y buscó la alianza con los yemeníes, que no quisieron combatir a Abderramán,  no sin antes haber procurado una matanza entre sus adversarios políticos.[2]
Yusuf fue derrotado por Abderramán, que volvió a enfrentarse el año 758, pero en esta ocasión no consiguió el apoyo de Al Sumail, que sin embargo fue encarcelado por no haber avisado del levantamiento.
Organizó un ejército de 20.000 hombres que dirigió contra Sevilla, pero al verla poco guarnecida cambió su objetivo. Los de Sevilla, en menor número, lo siguieron y lo derrotaron. En su huída, llegando a Toledo fue asesinado.
A las guerras intestinas entre los invasores, que por cierto siempre se cobraran una magra cuota de víctimas españolas, se añadía la terrible sequía que asoló España desde el año 749 a 754, que aportaba nuevas penurias al pueblo español, si bien, por otra parte, la sequía, junto a las derrotas sufridas por parte del segmento árabe de los invasores, significó que un importante número de invasores bereberes volviesen a África. La posición de los invasores quedó muy debilitada, pero España no pudo expulsarlos porque esa misma sequía era padecida por ella misma, corregida y aumentada con la opresión de los invasores, que iba creciendo de manera impasible.
Esta situación; la del enfrentamiento entre los enemigos invasores; la retirada de las avanzadas bereberes en Galicia como consecuencia del hambre y de las guerras intestinas, si bien no fueron lo suficiente para acabar con la presencia de los invasores, sí posibilitaron que alguna parte del pueblo español se sacudiese las opresión islámica. Así, en el año 751 se levantaron en armas contra los pocos bereberes y árabes que habían quedado en el norte, al tiempo que llamaban en su auxilio a Alfonso el Católico, rey de Asturias, a quién reconocían como soberano. Quién posteriormente sería Rey de Asturias, Fruela, hijo de Alfonso, fue el encargado de liberar aquellas plazas del norte que habían sufrido la opresión sarracena durante más de cuarenta años.



[1] esclavos
[2] Historia General de España. Modesto Lafuente. Tomo II. Pag. 160
Share:

domingo, 13 de septiembre de 2015

La conquista británica de España (VIII)

La influencia inglesa en la élites hispanoaméricanas

La inteligencia, según Antonio Zea, se encontraba en la colonización, como se deduce de los argumentos con los que adulaba a quienes acabarían siendo los únicos beneficiarios de la destrucción de la Patria.
“¿Se aumenta rápidamente mi población? Rápidamente se aumenta vuestra industria, de que ella necesita. ¿Se benefician nuevas minas en mi territorio? Nuevas fábricas se levantan en el vuéstro. ¿Se descubren en mis vastas selvas nuevas producciones que exportar? Nuevas casas de comercio se establecen en vuestras populosas ciudades, y vuestras artes hacen nuevos progresos con sus nuevas aplicaciones. Si mis hijos adelantan en la civilización, que multiplica a un tiempo los agrados y las necesidades de la vida, los vuéstros adelantan en perfección y en inventos para satisfacer el gusto y estimular el lujo con la novedad. ¿Y qué será cuando una partícula del áurea celestial que rodea el instituto de París, la real sociedad de Londres y otros altares del genio, brille sobre los Andes y derrame en aquel hemisferio la beneficencia y la luz de las ciencias y de las bellas artes ? No será ya solamente el mundo de Colón. Será el mundo de Jusien, el mundo de Cuvier, el mundo de Rauy, el mundo de Lacepede.” “Será la interdicción del odio, la que excluya para siempre el comercio español de nuestro continente…/…¡Perezca el nombre del primer americano que no retrocediese de horror a la vista de vuestras telas espantosas y de vuestros vinos mezclados con la sangre misma de nuestros padres y de nuestros maestros! ¡Que esta idea se grabe profundamente en nuestra imaginación, que se trasmita a nuestra posteridad, y haga eterna la aversión a cuanto siquiera tocare vuestras manos asesinas!”
El odio que Zea sentía hacia España sólo podía proceder de la influencia británica: “Si tántos horrores y maldades no pueden leerse sin indignación y sin un secreto deseo de ver exterminada una raza tan perjudicial al género humano, qué efectos no habrán producido en los mismos pueblos oprimidos, y pueblos extremadamente irritables, dotados de una imaginación ardiente, y penetrados de la justicia y de la importancia de su causa! Es imposible formarse fuera de nuestro territorio una idea, no digo ya del odio, sino del furor y de la rabia, que anima a los americanos contra los españoles. Esta animosidad domina todas las pasiones, subyuga todos los intereses, prevalece sobre el sentimiento mismo de la libertad y de la independencia. El Atlántico, que separa los dos mundos, no es tan extenso como el odio que separa los dos pueblos.

Si alguna duda cabe sobre la dependencia que Zea tenía de Inglaterra, esta sentencia la borra:
“¡Que la España se persuada bien de esta verdad y pese las consecuencias de una aversión inmensa que se difunde a todo lo que lleva su nombre, a las producciones mismas de su industria y de su territorio! La opinión ha marcado entre nosotros con el sello de la infamia a todo lo que es español, como entre los mismos españoles a todo lo que es judío. Un botón, una cinta de sus fábricas, sería aquí lo mismo que en la salvaje Castilla un sambenito.”
El mercado; ese era el interés de la Gran Bretaña, curiosa coincidencia con Zea, que no oculta el hecho cuando afirma: “Todo es ya inglés entre nosotros, y aun las producciones y mercancías de otros países nos viene por sus manos. La gratitud fortifica más, cada día este gusto y estas inclinaciones. El comercio inglés nos suministra con mano liberal todos los medios de conquistar nuestra independencia, y el comercio inglés obtendrá, sin necesidad de algún tratado, una preponderancia eterna en este continente. Es de toda justicia lleve el premio de los riesgos que ha corrido y de las dificultades que ha tenido que vencer en su propio país, cuyos grandes y permanentes intereses no han sido bastante conocidos de los que mejor debieran calcularlos.”
Share:

sábado, 12 de septiembre de 2015

ALGUNOS APUNTES SOBRE LA INQUISICIÓN (de INQUISICIÓN SIN PREJUICIOS)


ALGUNOS APUNTES SOBRE LA INQUISICIÓN
(de INQUISICIÓN SIN PREJUICIOS)


Ni la Inquisición nació en España, ni el hecho de que su tribunal especial se conservara allí más tiempo quiere decir que otros países adoptaran procedimientos más humanos contra herejes y delincuentes.
Los furibundos ataques contra el tribunal del Santo Oficio, dan luces sobre la realidad de ésta; así, Joaquín del Castillo y Magote, decía en el siglo XIX que “contribuyó a la decadencia y buen gusto de nuestra literatura, hasta el extremo de apagar por ignorancia propia de los verdaderos principios de jurisprudencia canónica, y escesiva efervescencia de censores ignorantes que no atinaban con el término medio de la verdad, y condenaban sin razón como heréticas proposiciones verdaderas…. Cerrando con pretesto de religión las puertas al fomento de las artes, industria y comercio…”[1]

Afirmación que, sin lugar a dudas, da argumentos dialécticos a los iletrados que, por supuesto, desconocen que la Inquisiciónfue contemporánea al esplendor de España: al descubrimiento de América; a la expansión mundial de España; al concilio de Trento; a Ignacio de Loyola, a Vives, a Suarez, Soto, Vitoria, Melchor Cano, Hernández del Pulgar, Zurita, Herrera, Mariana, Solís, Gómara, Díaz del Castillo, Cervantes, Salazar, Mariana, Saavedra Fajardo, Lope de Vega, Tirso de Molina, Ruiz de Alarcón, Calderón de la Barca, Velázquez, Rivera, Murillo, Alonso Cano, Berruguete…. Y “cuando España, bajo la influencia de ideas exóticas, principalmente francesas y sajonas, dudó de sí misma, la Inquisición también dudaba…”[2]

El pensamiento en esta época alcanza cotas de envergadura, y los principios planteados nos muestran un gran desarrollo del humanismo. Así, por ejemplo, “al contrario que Maquiavelo o Bodino, Mariana dedica la mayor parte de esta obra a establecer límites claros al poder político. En ella explica, siguiendo la tradición artistotelicotomista, que la sociedad es anterior al poder político y que, por lo tanto, aquélla puede recuperar sus derechos originales, si el Gobierno no le es de utilidad. Además, desarrolla la doctrina del tiranicidio, extensamente aceptada entre los autores escolásticos, ampliando el derecho de matar al tirano a un individuo cualquiera.”[3]

No es lo mismo uno que mil; mucho menos que diez mil, y muchísimo menos que cien mil. Como poco, esa es la relación de las víctimas de la Inquisición con respecto a las víctimas de otras inquisiciones. Sentada la base que es inaceptable tan siquiera una víctima inocente, lo que no es admisible es que quién nada en mares de sangre, acuse a nadie de tener una tinaja de sangre. Y abundando en lo mismo, no es lo mismo un sistema donde se están produciendo castigos salvajes a mansalva que un sistema que pasa de esa situación a un número reducido de castigos salvajes, y eso es lo que hizo la Inquisición… Y lo que ya resulta inaceptable es que, quienes se están explayando en el primero de los sistemas, critiquen a quienes gobiernan el segundo, basándose, para mayor INRI, en las críticas que éstos mismos, con un claro espíritu humanista, hacen de su propio sistema.

En otro orden de cosas, en Alemania y Francia las guerras de religión duraron más de un siglo: hubo cientos de miles de muertos. La Inquisición fue creada por los Reyes de España para evitar que pasara lo mismo.

Sigue habiendo autores que afirman que “desde finales del S. XV hasta el primer cuarto de siglo XIX, la Inquisición compone algunas de las páginas más negras de la historia española.  Durante tres siglos y medio, marcó a la sociedad española y colonial americana y su efecto - privación de un desarrollo cultural y económico - fue una de las causas que no permitieron un mejor posicionamiento de España dentro de la comunidad internacional.”[4]

A esa afirmación, absolutamente gratuita, hay que responder que “La Inquisición española no fue la única institución que cometió barbaridades, pues las mismas autoridades civiles (españolas y del resto de Europa) fueron por lo general más crueles que el Santo Oficio frente a idénticos delitos. Y también hemos de resaltar que con ella se condenó a muerte a un  número  de personas muy inferior de lo que erróneamente se cree, y que incluso el tormento que acompañó a la acción inquisitorial, se aplicó, en contra de lo que habitualmente se presume, en un reducido número de casos y bajo un sorprendentemente estricto control notarial, el mismo que nos ha permitido conocer qué sucedió exactamente tras los muros de los Tribunales del Santo Oficio.” [5]

Lo curioso es que los ahistóricos enemigos de la Inquisición no sólo obvian estas realidades, sino que no dudan en incluir como víctimas del Santo Oficio a personajes como Miguel Servet.[6] Y lo que es más curioso es el método utilizado para hacer semejante cosa, porque tras señalar este hecho antihistórico, decenas de páginas de texto más adelante, este mismo autor viene a relatar cómo sucedió realmente la muerte de Servet, sin por ello argumentar contra sus verdugos, que como hemos visto parecen más merecedores de crítica que otros aunque sólo sea por el volumen de sus persecuciones.

Poniendo un límite ideal 100, debemos concluir que no se puede tratar igual a dos personas o dos instituciones que hayan ejecutado, cada una de ellas a 100 personas si partimos de principios divergentes. Concretando: Si en una sociedad se están cometiendo crímenes socialmente aceptados de, por ejemplo 10000, quién logre bajar esa cifra hasta 100, será, en el peor de los casos un mal benefactor, pero benefactor al fin. Si en otra sociedad no hay asesinatos, y alguien provoca 100 asesinatos, ese alguien, sin lugar a dudas, será un genocida.

No se puede justificar ninguno de los dos casos, pero al primero de ellos se le puede achacar falta de celo en el cumplimiento de su obligación; al segundo únicamente se le puede llamar criminal, y la sociedad debe actuar contra él.




[1] El Tribunal de 
Share:

Enero perpetuo

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31        

 

Kalendario

Enero

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31

Febrero

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29


Marzo

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31

Abril

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30

Mayo

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31

Junio

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30

Julio

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31

Agosto

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31

Septiembre

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30

Octubre

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31

Noviembre

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30

Diciembre

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31

Escritos recientes

Lo más leído

Unordered List

Loading...

Text Widget

Archivo de lo publicado

Copyright © Cesáreo Jarabo | Powered by Blogger

Design by ThemePacific | Blogger Theme by NewBloggerThemes.com