lunes, 28 de diciembre de 2015

2ª EDICIÓN DE MI NOVELA HISTÓRICA


 
"El Primero de los Insurgentes: El caudillo hispano que se alzó contra el Islam".-
¿Qué sucedía en el Al-Andalus contra el que se rebeló Omar Ben Hafsun?
 
Es muy conocido el proceso de la crisis martirial. El 18 de junio del año 850 fue decapitado en Córdoba Perfecto. En junio del 851 fue crucificado el monje Isaac. Semanas después sufrieron el martirio un soldado franco de la guardi palatina, seis monjes del monasterio de Tábanos y otros religiosos. El 24 de noviembre fueron ejecutadas las vírgenes Flora y María. Y los martirios en número creciente se sucedieron en el curso del año 852. La alarma producida por tales martirios provocó la reunión de un concilio presidido por el metropolitano de Sevilla. Pero el 16 de septiembre se produjeron nuevas ejecuciones; días más tarde, el 22 del mismo mes, moría repentinamente 'Abd A-Rahman' y los mozárabes atribuyeron a castigo divino su deceso (Claudio Sánchez Albornoz, El Reino de Asturias. Orígenes de la Nación Española )

En "El Primero de los Insurgentes: El caudillo hispano que se alzó contra el Islam" se describe el ambiente de irritación social y opresión que la dinastía oriental ejercía tanto sobre bereberes como, particularmente, sobre cristianos en todo el territorio bajo su dominio.
Share:

domingo, 20 de diciembre de 2015

Comentarios a la Constitución Europea


COMENTARIOS A LA CONSTITUCIÓN EUROPEA
En el preámbulo al proyecto de Constitución europea afirmaban cosas tan peregrinas como que “Inspirándose en las herencias culturales, religiosas y humanistas de Europa, que alimentadas inicialmente por las civilizaciones griega y romana, marcadas por el impulso espiritual que la ha venido alentando y sigue presente en su patrimonio, y más tarde por las corrientes filosóficas de la Ilustración, han implantado en la vida de la sociedad su visión del valor primordial de la persona y de sus derechos inviolables e inalienables, así como del respeto del derecho


Lo único real de semejante afirmación es lo relativo a las corrientes filosóficas de la Ilustración, cuya realidad es tan radicalmente opuesta a la Historia de España y a la historia de la Cristiandad.

Corrientes filosóficas que, caso de no haber existido España, con su poder militar, durante los siglos XVI, XVII y XVIII, hubiese significado, sin lugar a dudas, la desaparición de razas enteras en América, así como la destrucción de los pocos valores que perviven en nuestro mundo.

El espíritu de la Ilustración, y nunca el espíritu greco-romano, y por supuesto siempre en contra del espíritu cristiano ha sido la constante en la actuación europea, como mínimo desde Trento.

Ese mismo espíritu fue el que propició el exterminio del cristiano Imperio Austro Húngaro; el mismo que produjo la Revolución Francesa y el que propició el bolchevismo, con una colaboración más que decidida por parte de la Masonería, en sus versiones francesa e inglesa, contra la cristiana Rusia en 1917.

La instauración de la monarquía borbónica en España fue otro hito en el avance de la Ilustración, del europeísmo, y el declive de lo hispánico y lo cristiano.

Finalmente, el siglo XX y lo que va del siglo XXI no es sino el siglo del fortalecimiento e instauración, a nivel mundial, del liberalismo, de la Ilustración, del europeísmo, y un permanente debilitamiento de lo Hispánico, Romano, Cristiano y Humanista.

También afirman “que la Europa ahora reunida va a seguir por esta senda de civilización, progreso y prosperidad en bien de todos sus habitantes, incluidos los más frágiles y desfavorecidos”. Pero habría que determinar lo que entienden por civilización (no precisamente la civilización cristiana), sino una “civilización” donde los más bajos vicios se manifiestan como derechos inalienables, y donde los valores humanos, desde el mismo derecho a la vida, que ya en el derecho romano se le reconocía al nasciturus, son entendidos arbitrariamente y transmitidos, no a los sujetos de derecho, sino a quienes debieran tener la obligación de preservarlos.
Share:

miércoles, 16 de diciembre de 2015

La conquista británica de España (XIV)

Tras el Congreso de Viena, un buen número de revolucionarios europeos decide impulsar la revolución liberal en América



Lo que a doscientos años de distancia y a la vista de los resultados parece evidente es que, “en 1817 en el congreso de Viena para la Reconstrucción de Europa tras las Guerras Napoleónicas, EEUU e Inglaterra…/… deciden repartirse América entre ellos: de Panamá al norte para EEUU, para el Sur, Inglaterra. Amenazaron a todos los gobiernos de Europa, (Francia, Austria-Hungría, Prusia, Saboya, Nápoles, Rusia), recién salidos y exhaustos tras 20 años de guerra, con financiar revoluciones republicanas y liberales” Miguel J. de Puigdorfila, lo marca en su obra “¿Por qué es mentira que las Américas eran una colonia?

Gran Bretaña, sí tenía y tiene muy claros sus objetivos, y se esmera con que, sutilmente, quede reflejada su impronta; así, el liberalismo y la dependencia europea, muy especialmente inglesa, quedó plasmado desde los símbolos nacionales hasta las proclamas de los políticos.
“Los símbolos nacionales, de la autoridad del estado y de la ilustración republicana, remedaron al neoclasicismo occidental, con gorros frigios, triángulos y pirámides masones, el uso sistemático de la diosa griega Themis con su balanza, espada y ojos vendados como alegoría de la justicia, el fascio de los lictores romanos (en la mayoría de los escudos nacionales y militares), y un abanico de unicornios, cuernos de la abundancia, querceas coronas romanas hechas de hojas de roble bien europeo.”
Pero la cuestión no se limitaba a lo simbólico, pues como deja señalado Rosendo Bolívar Meza, “a cambio del apoyo de Inglaterra en favor de la causa de los independentistas, Bolívar ofreció entregar al gobierno británico las provincias de Panamá y Nicaragua, para que formara de estos países el centro del comercio del universo por medio de la apertura de canales que, “rompiendo los diques de uno y otro mar, acerque las distancias más remotas y haga permanente el imperio de la Inglaterra sobre el comercio.”

Y para no crear agravios comparativos que alterasen los ánimos de la oligarquía criolla, se procedió a la redacción de la “Ley sobre la repartición de bienes nacionales entre los militares de todas clases de la República de Venezuela. Simón Bolívar, Jefe Supremo de la República de Venezuela, … Considerando que el primer deber del gobierno es recompensar los servicios de los virtuosos defensores de la República, que sacrificando generosamente sus vidas y propiedades por la libertad y felicidad de la patria …

Dada … en el Cuartel General de Santo Tomás de la Nueva Guayana, a 10 de octubre de 1817. (Firmada) Bolívar, J. G. Pérez, Secretario.”

La riqueza quedaba repartida, como buen botín entre británicos y criollos… pero la mejor parte se la llevaron los británicos, que siempre buscaron más… Así, en 1826 se celebró en Panamá un congreso convocado por Bolívar. En el mismo, Bolívar rendía América en bandeja a la Gran Bretaña.

Planteó varios extremos que culminaban con que “la Gran Bretaña alcanzaría, sin duda, ventajas considerables por este arreglo cuyos aspectos esenciales quedan resumidos en los siguientes puntos:
  1. Su influencia en Europa aumentaría progresivamente.
  2. La América le serviría como de un opulento dominio de comercio.
  3. Sería para la América el centro de sus relaciones entre el Asia y la Europa.
    4. Los ingleses se considerarían iguales a los ciudadanos de América.
    5. Las relaciones mútuas entre los dos países lograrían con el tiempo ser unas mismas.
    6. El carácter británico y sus costumbres las tomarían los americanos por los objetos normales de su existencia futura.
    7. En la marcha de los siglos, podrá encontrarse, quizá una sola nación cubriendo al universo: la federal.”
Share:

martes, 8 de diciembre de 2015

ANOTACIONES PARA UN ESTUDIO DEL PRISCILIANISMO


EL CÓDIGO TEODOSIANO. UN APUNTE PARA ENTENDER LA HISTORIA


A principios del siglo IV, Constantino I había terminado con la clandestinidad de los cristianos, otorgándoles ciertos privilegios y permitiéndoles la construcción de grandes templos. En 313, a través del Edicto de Milán, el emperador había decretado la libertad de culto para los cristianos, así como para cualquier otra confesión, suponiendo ello el fin del paganismo como religión oficial del Imperio.


El día 27 de febrero del año 380, el emperador Teodosio I promulgaba desde
Tesalónica un edicto de fe dirigido a la población de Constantinopla, pero que, en el fondo, apuntaba a todos los súbditos del imperio. Comenzaba con las palabras siguientes:

«Todos los pueblos (Cunctos populos) a los que rige la medida de nuestra mansedumbre deben perseverar, según nuestra voluntad, en la religión que el divino apóstol Pedro transmitió a los romanos, como sostiene hasta hoy la religión anunciada por él. Como todos saben, siguen esa religión el pontífice Dámaso y Pedro, obispo de Alejandría, un hombre de apostólica santidad. Significa esto que, de acuerdo con el orden apostólico y con la doctrina evangélica, creemos en la única divinidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, en igual majestad e interna Trinidad.

Ordenamos que cuantos siguen esta ley conserven el nombre de cristianos católicos, pero los demás, a los que juzgamos como locos e insensatos, cargan sobre sí la infamia de la doctrina herética, y sus conventículos no conservarán el nombre de Iglesias. Deben ser demandados primero por el juicio divino, pero, posteriormente, también mediante el castigo de la manifestación de nuestra voluntad, que recibimos mediante el poder del cielo». Este edicto de Teodosio prescribía la fe nicena como ley. Toda actuación contra su santidad sería castigada como sacrilegio.[1]

El edicto de religión del año 380 elevaba el cristianismo al rango de religión del Estado.
Lo que había comenzado en tiempos del emperador Constantino con el reconocimiento como religio licita y fue experimentando una creciente simbiosis de Iglesia y Estado era sancionado, con validez universal, por el acto jurídico de Teodosio. Igual que los cultos paganos, el cristianismo pasaba a desempeñar, aunque con ciertas reservas, el papel de religión sustentadora del Estado.[2]

Como consecuencia, el delito maniqueo y de magia no sólo era entendido como una cuestión de la conciencia religiosa («reservada al juicio divino»), sino perseguible por los tribunales de la autoridad civil.

Este hecho sería de importancia capital en el conflicto priscilianista, contrariamente a lo acontecido con el arrianismo, que fue condenado en el Concilio de Nicea de 325 pero no contó con una pragmática imperial. A partir de este momento, la herejía es entendida como un elemento de distorsión social que entraba en el ámbito de los intereses del estado.

Esta nueva situación haría que el estado participase en la cuestión priscilianista, ya que toda la tradición antipriscilianista es unánime en acusar a Prisciliano de mezclar prácticas paganas con elementos cristianos. A Prisciliano se le acusó de todas las herejías habidas y por haber, pero son dos, sobre todo, las que convirtieron su ejecución en Tréveris, el 385, en el primer caso de la caza a los brujos o de la futura Inquisición si se quiere: mago-brujo o maniqueo.[3]

Tras el concilio de Toledo, Prisciliano y sus seguidores viajaron con la esperanza de conseguir que el Papa y el Emperador refutaran las graves acusaciones de que habían sido objeto. En Burdeos quisieron entrevistarse con el obispo Delphinus, pero éste, alineado con Hidacio y con Itacio, no les recibió. Durante el trayecto hicieron prosélitos, como, por ejemplo, Eucrocia y Prócula, mujer e hija respectivamente del retórico Delfidio, considerado por los amigos del esoterismo un druida.[4]

Itacio acusó nuevamente ante el emperador Máximo a Prisciliano y sus seguidores. Máximo ordenó que fuesen llevados a Burdeos, donde en el año 384 se celebró un concilio compuesto principalmente por obispos de Aquitania para juzgarlos. Hidacio e Itacio eran los acusadores ante el Concilio y Prisciliano e Instancio los acusados. Entre los presentes se encontraba san Martín de Tours. La condena fue que a Itacio se le despojara del obispado, y también contra Prisciliano y el resto de los líderes del movimiento. Pero Prisciliano no consintió en ser jugado por los obispos y apeló al emperador, y los acusados fueron conducidos a Tréveris.[5]

De este concilio, que como se puede ver es nuestra principal fuente para el conocimiento de la vida de Prisciliano, dice Sulpicio Severo: "En mi opinión, me desagradan tanto los reos como los acusadores y al menos a Itacio lo defino como quien no tuvo peso alguno ni nada de santo; pues era osado, parlanchín, desvergonzado, suntuoso, demasiado proclive al vientre y a la gula. Hasta tal punto había llegado su estulticia que llegó a acusar como compinches o discípulos de Prisciliano a todo santo  varón cuyo afán consistiera en la lectura o cuyo propósito fuera ayunar. El desgraciado
se atrevió incluso por aquel tiempo a echar públicamente en cara la difamación de herejía al obispo Martín, un hombre plenamente comparable a los apóstoles. Pues Martín, establecido por aquel tiempo en Tréveris, no dejaba de increpar a Itacio para que retirase la acusación y de rogar a Máximo que se abstuviera de la sangre de unos infelices".

El proceso se mantuvo en suspenso mientras Martín de Tours, contrario a la intervención civil en asuntos eclesiásticos, estuvo en Tréveris, incluso parece que obtuvo buenas promesas de Máximo. Pero los obispos Magno y Rufo, cuyas sedes se ignora, convencieron al emperador para llevar adelante el proceso. La causa la puso Maximo en manos del prefecto Evodio, hombre "violento y severo", según Sulpicio. En el proceso se halló a Prisciliano convicto de los siguientes cargos: magia, doctrinas obscenas, conciliábulos nocturnos con mujeres y de orar desnudo. Vista la causa, el emperador Máximo decretó que Prisciliano y sus amigos fueran condenados a muerte.

La lista de los ejecutados, según Sulpicio Severo, es la siguiente: Prisciliano, jefe de la secta; Felicísimo y Armenio; clérigos; Latroniano (del que Jerónimo en su De viris illustribus dice que era un varón erudito y comparable en la poesía con los antiguos) y Eucrocia.[6] Corría el año 385.

Sabemos que después de su ejecución, los cuerpos de Prisciliano y sus seguidores fueron traídos por sus fieles a Hispania, tal vez a Galicia, dado el fervor priscilianista que continuó durante dos siglos más. Las insinuaciones de Mons. Duchesne, luego repetidas por otros estudiosos, Hauschild entre ellos, han dado cierta base para suponer que los restos venerados desde el siglo IX del apóstol Santiago, en Compostela, no son otros que los de Prisciliano y sus compañeros, únicos personajes de cuyo culto hay constancia en Galicia hasta el siglo VII.[7]

Es probable que Prisciliano fuese enterrado en la iglesia de Sinfosio, en Galecia[8]. Los primeros indicios de existencia de cristianismo en Galicia son se mediados del siglo IV, y aparecen exclusivamente relacionados con Astorga y León.[9]

Sulpicio Severo nos describe esta situación: "Por lo demás, al morir Prisciliano, no sólo no se reprimió la herejía que irrumpiera bajo sus auspicios, sino que se afirmó y propagó más. Pues sus seguidores, que antes lo habían honrado como santo, comenzaron a venerarlo como mártir. Ahora bien, entre nosotros se había encendido una continua guerra de discordias que, agitada ya durante quince años con desagradables dimensiones, no había manera de sofocar. Y ahora, cuando especialmente gracias a las discordias entre los obispos todo se veía perturbado y confundido y depravado todo por  su mediación, a causa del odio, el favor, el miedo, la inconstancia, la envidia, el partidismo, las pasiones, la arrogancia, el sueño y la desidia, a la postre la mayoría rivalizaba con planes podridos y afanes contumaces contra los pocos que tenían buenas intenciones".[10]

La muerte de Prisciliano y sus seguidores tuvo un efecto inesperado. El número y el celo de los herejes aumentaron y se veneró como santos y mártires a los que habían sido ejecutados. El progreso y difusión de la herejía requería nuevos métodos de represión.

En el año 400 se celebró un concilio en Toledo en el que muchos, entre ellos los obispos Sinfosio y Dictinio (hijo de Sinfosio), se reconciliaron con la Iglesia junto a otros obispos que habían sido ordenados por ellos, al tiempo que se dictó que no se venerasen las reliquias existentes en Galicia.[11]Dictinio fue el autor de "Libra" (Las Balanzas) un tratado moral desde el punto de vista priscilianista. A mediados del siglo V se seguían leyendo con veneración los escritos heréticos de Dictinio, que al parecer fue obispo de Astúrica, donde recibió culto hasta el siglo XI.[12]

El Primer concilio de Toledo, celebrado en tiempo de los emperadores Arcadio y Honorio, el día 7 de septiembre, en el consulado de Estilicón, era 435 (año 397 d.C.), con asistencia de diecinueve obispos condena el priscilianismo y señala causas de las desavenencias:

Reunidos en la iglesia de Toledo los obispos Patruino, Marcelo, Afrodisio, Alaciano, Jocundo, Severo, Leonas, Hilario, Olimpio, Floro, Orticio, Asturio, Lampio, Sereno, Leporio, Eustoquio, Aureliano, Lampadio y Exuperancio de Galicia, distrito lucense, municipio Celenis, en total diecinueve, que son los mismos que en otras actas promulgaron la sentencia contra los seguidores de Prisciliano y los folletos heréticos compuestos por éste. Estando sentados los presbíteros y de pie los diáconos y reunidos los demás que asistían al concilio, el obispo Patruino dijo: Porque cada uno de nosotros hemos empezado a obrar de distinta manera en nuestras iglesias, y de aquí se han originado escándalos que casi rayan en verdaderos cismas, si os agrada a todos vosotros decretemos lo que ha de hacerse por todos los obispos al ordenar a los clérigos. Mi parecer es que debe guardarse todo lo establecido antiguamente en el concilio Niceno, y que no debemos apartarnos de estas normas. Los obispos dijeron: Esto mismo nos agrada a todos de tal modo que si alguno, conociendo las actas del concilio Niceno, se atreviere a obrar de otro modo distinto del que está prescrito y creyere que no debe atenerse a ello, sea tenido como excomulgado, a no ser que por la reprensión de sus hermanos corrigiere su yerro.[13]

Dictinio había nombrado muchos obispos, especialmente asentados en pequeñas ciudades, y fue sin duda el verdadero promotor del priscilianismo, que a su vez fue la primera expresión cristiana en Galicia. La coexistencia del arrianismo dentro de la Iglesia, en Galecia, se prolongó a través de los siglos.[14]

Fue muy amplio el eco que obtuvo este episodio: el emperador Teodosio declaró nulas las actas de Máximo y fueron rehabilitados los seguidores de Prisciliano.[15] El Papa censuró no sólo las acciones de Itacio sino también las del emperador. San Ambrosio fue igualmente severo en la denuncia del caso, y algunos de los obispos galicanos, que estaban en Tréveris bajo el liderazgo de Teognisto, rompieron la comunión con Itacio, que luego fue depuesto de su sede por un sínodo de obispos españoles, mientras que su amigo y cómplice, Idacio, fue obligado a dimitir.[16]


[1] HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA Versión castellana de ABELARDO MARTINEZ DE
LAPERA, de la obra Geschichteder katholischen Kirche, publicada bajo la dirección de JOSEF
LENZENWEGER. EDITORIAL HERDER, 1989. Pag. 141
[2] MARTINEZ DE LAPERA, ABELARDO. HISTORIA DE LA IGLESIA CATÓLICA Versión castellana de Pag. 141
[3] Fernández Ardanaz, Santiago Religiosidad cósmica y simbología pagana en Prisciliano.
[4] Acosta González, Andrés PRISCILIANO.
[5]DIEGO PIAY AUGUSTO ACERCAMIENTO PROSOPOGRÁFICO AL PRISCILIANISMO
[6]artehistoria.
[7]artehistoria.
[8]Carmen Cardelle de Hartmann El Priscilianismo tras Prisciliano. ¿Un Movimiento Galaico?
[9]Carmen Cardelle de Hartmann El Priscilianismo tras Prisciliano. ¿Un Movimiento Galaico?
[10]artehistoria.
[11]Carmen Cardelle de Hartmann. El Priscilianismo tras Prisciliano. ¿Un Movimiento Galaico?
[12]aciprensa.com/wiki/Priscilianismo
[13]Primer concilio de Toledo. Actas.
[14]aciprensa.com/wiki/Priscilianismo
[15]mercaba.org/VocTEO/P/priscilianismo.
[16]http://ec.aciprensa.com/wiki/Priscilianismo
Share:

sábado, 5 de diciembre de 2015

LA REPRESENTACIÓN POLÍTICA EN EL ISLAM


Participación política según el artículo 23 de la declaración de los derechos humanos en el islam, proclamados en El Cairo por la Conferencia Islámica celebrada del 31-7 al 5-8 de 1990:
Artículo 19d: No hay crimen ni castigo sino según los preceptos de la sharia.
Artículo 23-b: Todo ser humano tiene derecho a participar directa o indirectamente en los asuntos políticos de su país, así como el derecho a asumir funciones políticas según estipulen los preceptos de la sharia.

Artículo 24.- Todos los derechos y deberes estipulados están sujetos a los preceptos de la sharia.

Art. 25.- Idem
Etc.
Si tuviésemos que hablar del pensamiento político en los Evangelios, acabaríamos hablando de extremos cuya referencia a los Evangelios sería colateral, y ello estaría basado en los mismos Evangelios, ya que Jesucristo nos manifiesta que hay que dar a Dios lo que es de Dios y al César  lo que es del César.
Mientras el cristianismo sólo exige coherencia a los cristianos a la hora de conformar su pensamiento político, y sólo exige la salvaguarda de los principios teológicos (y humanistas) que emanan de la doctrina y que coinciden con el derecho natural, y da libertad en cuanto a todo lo demás, pretender buscar en el Islam algo similar es tarea condenada al fracaso.
Encontrar en el islam una  expresión que quiera parecerse, aunque sea de muy lejos a lo que encierra la sentencia de Nuestro Señor, es tarea harto complicada, porque si bien es cierto que el cristianismo pone a Dios como cima de todas las cosas, no es desdeñable en absoluto el camino que nos marca Jesucristo en lo relativo a las cosas terrenas, y en concreto a las cosas políticas.
En base a esa premisa, queda manifiesto que  cada miembro de la sociedad tiene un conjunto de opiniones y de actuaciones que no tienen por qué interferir con Dios. Son cuestiones de cada quién.
Con el Islam no sucede lo mismo. En principio no parece que en el Islam se reproduzca ese mismo precepto de independencia, donde todo está férreamente supeditado a lo dictado en el Corán; con una particularidad: Es francamente difícil separar en el Islam los derechos civiles de los derechos religiosos, ya que los derechos de cualquier miembro de la sociedad civil no son iguales a los demás, sobre todo si se trata de un no islamista.
Sin embargo, algo llevan por delante los islamistas sobre los cristianos: No secularizan la religión, sino que impregnan con su fe el orden social. El Islam se mantiene como orden de vida, mientras los cristianos somos incapaces de hacer lo propio con el cristianismo, siendo que el cristianismo da libertad absoluta mientras que en el islam todo es esclavitud; todo está regulado bajo las leyes del Corán y de la sharia (que está compuesta por el corán y la Sunna del profeta), que controlan hasta lo más nimio, hasta aspectos de higiene o de mal gusto… y en esos casos no siempre imponiendo lo que podemos entender como más correcto.
En el Islam, lo que podríamos entender como parlamentarios está reservado a los “ulemas”, y los ulemas son personas poseedoras de conocimiento de la ley. Bajo este concepto, hay pensadores musulmanes que defienden que un físico, un químico, un economista… son ulemas, y como tales, dotados para conformar algo que podemos entender como parlamento… siempre y cuando se muestre sometido a la sharia.
No seré yo quién critique que los aspectos políticos deban someterse a los aspectos morales. Hay que dar a Dios lo que es de Dios, y en eso, personalmente, tengo plena coincidencia con la teoría del islam…
Pero es que, además, hay conceptos como el referido de dar al César lo que es del César, que quedan reiteradamente suprimidos, y con ellos el menor atisbo de autonomía personal, y ahí, como cristiano, me rebelo. Así, si no es reprobable que el Corán anime a comer con moderación (Sura 7: aleya 31) o a guardar la buena apariencia (7:32), también las tradiciones del profeta señalan otros aspectos menos comprensibles como  “que un creyente fuerte es más amado por Alá que un creyente débil” (Tradiciones del profeta o “Hadiz” relatado por Muslim, Ahmad, Ibn Mayah y Al Baihaqui), y señala obligaciones que entran más en el ámbito de la autonomía personal, como el baño corporal, que es obligatorio al asistir a las oraciones de los viernes (“Hadiz” transmitido por Bujari.) así como el uso de perfume, cortarse las uñas, afeitarse el pubis y depilarse las axilas (“Hadiz” relatado por Bujari y Muslim), o no recriminar a nadie porque se lance una ventosidad...
Share:

lunes, 9 de noviembre de 2015

IDILIA, UNA HISTORIA DEL FUTURO ( I )



Idilia era una ciudad perfecta, con una sociedad perfecta, donde todo, absolutamente todo, estaba medido y calculado por unas administraciones públicas volcadas en hacer feliz la vida de sus habitantes.


Desde la estructura de la ciudad, calculada para satisfacer todos los deseos de su pueblo, hasta el momento de la muerte, que en su caso era facilitada generosamente por esas mismas administraciones públicas mediante la aplicación de la eutanasia. Todo estaba ordenado para el disfrute.

Los servicios públicos; el transporte; el aborto; la eutanasia; el divorcio; la distracción al aire libre, en salas especializadas y en la televisión, sin dejar de lado los medios de comunicación, estaban hábilmente administradas hacia la libertad.

Si política y culturalmente se podía definir como avanzada, más, como puntera, urbanísticamente no era menos. Estaba concebida y estructurada en forma circular, en cuyo centro se encontraban los más variados centros de diversión; cines, teatros, salas de fiesta… Todo de lo más variado, donde, en plena libertad, se podía encontrar la mayor gama de diversiones que la mente humana pueda llegar a imaginar, y todo sin tabúes ni falsa moral.

En otro círculo concéntrico se acumulaba una gran diversidad de tiendas donde se podía encontrar todo tipo de enseres producidos en cualquier lugar del mundo, y todo interconectado con pasillos móviles y cubierto en toda su extensión para privar a sus visitantes de las inclemencias del tiempo.

En un tercer círculo se concentraba la población, en edificios inteligentes y habitáculos individuales, equipados con todos los adelantos técnicos; desde el más elemental al más sofisticado electrodoméstico; habitáculos desde los que se podían realizar todas las funciones humanas sin necesidad de salir a la calle; servicios automáticos de limpieza se encargaban de su labor sin incomodar a nadie, ya que por un sofisticado sistema, y de manera automática, se procedía a la limpieza de la mayor parte de las viviendas y lugares comunes, al tiempo que una legión de limpiadores acudía en cada momento donde eran requeridos, sin molestar en absoluto a nadie.

Hospitales especializados en todo tipo de enfermedades y accidentes se distribuían estratégicamente en un cuarto círculo, y en un quinto círculo, más alejado, se ubicaban las fábricas, todas bajo un estricto control ecológico.

Una estructura de ciudad de la que todos se sentían sumamente orgullosos, ya que los servicios estaban sobradamente garantizados, y lo que es más importante, todo gratuito, puesto que la administración pública era responsable de todo. Todo, así, estaba ordenado. Nada impedía ser feliz.

Las guarderías, ejemplares y asépticas, albergaban a un número reducido de niños, porque la gran estructura de Idilia ordenaba a la perfección el número que de los mismos serían necesarios en los próximos años, y a ese número se reducían. Con una peculiaridad: no existía ningún niño con minusvalía física ni psíquica, y todo gracias al servicio sanitario de Idilia, que cuando detectaba cualquier malformación en el feto, provocaba unos asépticos abortos, cuyos desechos eran aprovechados para fabricar unas estupendas cremas de belleza usadas por toda la población.

La administración de Idilia, exclusivamente compuesta por miembros de la asociación de homosexuales, ordenaba el número de nacimientos necesario para el mantenimiento de la sociedad, teniendo muy en cuenta el nivel de producción de cada uno, y dando libertad de tener un hijo a las parejas heterosexuales, quienes naturalmente no tenían ninguno, ya que preferían acceder a la esterilización gratuita y al divorcio, todo facilitado por el sistema y en busca del alto valor moral de mantener la cohesión social, y evitando un desproporcionado crecimiento que diese al traste con la estructura social que a todos beneficiaba por igual.

El mantenimiento del índice de natalidad, necesario para la existencia de la sociedad, era mantenido en una especie de residencias instaladas en el cuarto círculo de la ciudad, donde colectivos de mujeres eran inseminadas artificialmente, y producían de manera controlada el número y la calidad de los nuevos habitantes.

Desde la guardería, y hasta la Universidad, especial tratamiento recibía la educación sexual, donde quedaba manifiesto que la heterosexualidad era una opción de vida,  tan digna como la homosexualidad, pero con menos ventajas que ésta, ya que los puestos de control social les correspondían a ellos, y por otra parte, eran los heterosexuales quienes, en caso de necesidad, se verían obligados a facilitar la mano de obra necesaria para el funcionamiento de Idilia.

La medicina estaba sumamente desarrollada, llevándose a cabo, cuando la necesidad lo marcaba, fuese por enfermedad o por accidente inducido, los correspondientes transplantes de todo tipo de órganos, con un nivel de éxito cercano al 100%.

El clima social era, como puede colegirse, de pura paz y tranquilidad. Para desarrollar esa paz y esa tranquilidad, el colectivo dominante tenía organizada, además de la estructura educativa y de vivienda, el resto de las estructuras, ya fuese laboral, bancaria, prensa, televisión… Y un servicio de orden y policía que cumplía de manera diligente y sin molestar a los ciudadanos, las más diversas funciones de profilaxis social.

La libertad era total. La legislación protegía cualquier iniciativa, hasta el extremo que existía una veintena de emisoras de televisión, otras tantas de radio, y hasta periódicos electrónicos, que eran propiedad de dos importantes grupos, cuya posición preeminente les permitía formar parte del gobierno de Idilia, aunque no como responsables directos.

En el terreno laboral sucedía lo mismo, y el nivel de bienestar había llegado a tal límite, que los sindicatos, que habían conseguido estar financiados por la propia administración, habían conseguido para los trabajadores comedores en las propias empresas, y hasta dormitorios comunes, con lo que conseguían evitar desplazamientos inútiles, y mantener con extrema limpieza sus propias viviendas.

Y es que, con el sistema de guarderías evitaban la triste obligación de tener que atender a su familia. Así, las parejas, todas de hecho, por supuesto, tenían todo el tiempo del mundo para poder dedicarlo a ejercer sus derechos laborales.

En una palabra, la ciudad de Idilia había adoptado este nombre porque, en definitiva, vivía en un estado idílico de perfección.
Share:

sábado, 7 de noviembre de 2015

LA CONQUISTA BRITÁNICA DE ESPAÑA (XIII)

Por supuesto, a los “libertadores” no les quedaba más que echar flores a sus protectores británicos, quienes les suministraron toda la ayuda que necesitaron;…
ELDIARIODELAMARINA.COM

Por supuesto, a los “libertadores” no les quedaba más que echar flores a sus protectores británicos, quienes les suministraron toda la ayuda que necesitaron; primero ayuda económica y luego ayuda militar


Ayuda económica que tuvo varias vertientes; una de ellas, sin lugar a dudas la menos significativa, la de mantenimiento de los agentes antes de la separación; así, conforme a información personal facilitada en conversación por el historiador ecuatoriano Francisco Núñez del Arco (la referencia es etérea, pero viva) “Francisco de Miranda recibía un sueldo de 700 libras esterlinas anuales de la “Colonial Office”.
Los “próceres” argentinos Saturnino Rodríguez de la Peña y Manuel Aniceto Padilla recibían igualmente sueldo anual de 400 y 300 libras esterlinas respectivamente de manos de lord Castlereagh desde Río de Janeiro, posteriormente recibirían una pensión vitalicia del gobierno británico por sus servicios prestados.
Padre de 10 hijos, entre ellos el escritor y periodista Adlai Stevenson. El matemático y catedrático era uno de los más reconocidos educadores de la Costa Caribe.
También recibieron dinero inglés los “argentinos” José (a este se le dio el grado de coronel en el ejército expedicionario de Belgrano) y Juan Antonio de Moldes, así como Manuel Pinto.” En cuanto a Francisco de Miranda, el grado 33 de la masonería José Stevenson Collante, asevera que “sus servicios fueron reconocidos por el gobierno francés al ser su nombre grabado en una urna vacía en el Arco del Triunfo de la Estrella que preside los Campos Elíseos de París, como Mariscal de Francia, único americano a quien le fue otorgado ese honor” 
Sucre luce en su sepulcro en Quito una placa de agradecimiento por parte del ejército británico…“El agente de Miranda en el Río de la Plata era Saturnino Rodríguez Peña, el hombre que libero a Beresford después de la capitulación en las invasiones Británicas en 1807, Rodríguez Peña recibía una asignación del General Whitelocke y una pensión del Gobierno Británico.”
Al hilo de todo lo relatado, “merecen una mención particular… las Compañías Británicas. A las que Su Excelencia, el Presidente de la República, les ha concedido la ‘Estrella de los Libertadores’ en premio de su constancia y de su valor.” [son las palabras con las que obsequió a los británicos el]– Coronel Manuel Manrique, Jefe del Estado Mayor, durante la batalla del Pantano de Vargas.
Es conveniente destacar las acciones que merecieron ese reconocimiento: “Los mercenarios británicos cometieron toda clase de vejaciones, violaciones, robos y destrozos. Hasta las iglesias fueron profanadas.”
Y es que quien únicamente no daba puntada sin hilo era la Gran Bretaña, porque allí siempre han tenido muy claro que “Aunque Gran Bretaña había ayudado a liberar la Península Ibérica de las fuerzas de Napoleón, para la mayoría de los británicos España era “el enemigo”.
El Parlamento londinense, según se desprende de sus sesiones, tenía bien en claro que no debía permitirse a España recuperar su antiguo esplendor imperial… a pesar de los compromisos contraídos en el Congreso de Viena.
A nivel popular, la “leyenda negra” estaba muy presente y la posibilidad de liberar a los americanos de la opresión del “papismo” español, era un mandato casi religioso. Por otro lado, en plena revolución industrial con salarios de miseria y el hacinamiento urbano, las historias de un continente extensísimo, rico y casi despoblado, iluminaban la imaginación de los más aventureros.
Finalmente, un factor nada despreciable era el de una enorme cantidad de veteranos de casi treinta años de guerra que estaban ahora peligrosamente desocupados y que el gobierno británico quería sacar de la metrópoli. Por su parte, el gobierno de Londres, si bien extraoficialmente siempre les prestó apoyo, tuvo públicamente una actitud ambivalente frente a ellos: por momentos los condenó como mercenarios; por otros, los alabó como luchadores de la libertad. En cualquier caso, muchos de los oficiales de estas tropas de voluntarios, luego serían reincorporados con sus mismos rangos en el Ejército o la Armada de Gran Bretaña, como si hubiesen estado cumpliendo servicios a Su Majestad británica durante su estancia en América del Sur.”
Share:

viernes, 6 de noviembre de 2015

Sertorio, el primer separatista (1)


Introducción
Debemos ser conscientes que España no estuvo siempre en el orden de la civilización. Para llegar a la misma fue necesario un largo proceso que duró siglos, y en ello se volcó Roma con especial dedicación.


La naturaleza de las personas que habitaban España a la llegada de la civilización romana era muy variada; así, “en la edad del Hierro, oleadas de gentes de raigambre indoeuropea (celta), había penetrado en la península ibérica a través de los Pirineos. El tronco étnico-cultural Celta, constituyó la base principal de la población del interior y del occidente de la península. Los celtas llegaron a tierras burgalesas a partir del siglo VIII a.C., eran pastores y guerreros con tendencia a expandirse. Entre sus virtudes estaba la independencia, y el heroísmo, caracterizándose por su arrogancia… Es muy probable que las tribus celtas asentadas en la península ibérica, practicaran un culto con las cabezas cortadas de sus enemigos más destacados. Dichas cabezas las mostraban con orgullo manteniendo su aureola de grandes guerreros. No eran simples trofeos si no un reconocimiento al valor y coraje del caído y el deseo de participar de su valor.”[1]

Principios de orgullo, como el honor y el heroísmo convivían con principios bárbaros como el culto a las cabezas cortadas. Roma llegaba a eliminar esos extremos. Cierto que Roma tenía otros problemas que serían el cáncer que acabaría con el Imperio, pero la civilización romana sería lo que acabaría sacando de la barbarie a aquellos hispanos.

“Desde la segunda mitad del siglo IV a.C. se produjo un rápido proceso de renovación cultural que afecto a amplias zonas del interior peninsular y que conocemos con el nombre de “celtiberización”. Sobre las poblaciones celtas del interior se llevó a cabo un proceso de influencia cultural de los pueblos iberos más desarrollados. Eran pueblos fundamentalmente dedicados a actividades agrícolas y al pastoreo, vivían en aldeas fortificadas y se organizaban en tribus, basadas en lazos de sangre. Los romanos según fueron conociendo a las tribus celtiberas las fueron denominando de una forma más concreta: Astures, Cantabros, Vettones, Autrigones, Turmogos, Vacceos, Pelendones, Arévacos, etc..” [2]

La antropofagia estaba presente entre las tribus indígenas de Hispania.

La presencia romana se hace efectiva el año 232 antes de Cristo, pero la intención primera no era poblarla, sino expulsar a los cartagineses. Poco después fundarían Tarraco, el año 218 a.C.

Cuando ya Roma estaba volcada en la conquista, Hispania estaba enfrentándose a la misma;  Viriato era aupado caudillo el año 147 a.C., y conseguía firmar un tratado de paz el año 140 por el que Roma concedía la independencia a Lusitania a la que reconocía amiga de Roma. Pero Viriato fue traicionado y asesinado un año más tarde.

También el año 133 a.C. se produjo un hecho que sería utilizado por los cartagineses como arma política contra Roma: el sitio y exterminio de Numancia, que llevaba veinte años enfrentándose con éxito a las legiones romanas. Es de señalar que, sin pretender quitar responsabilidad del hecho al Imperio, los tristes y sucios acontecimientos de Numancia tuvieron un célebre protagonista: Yugurta, comandante de las tropas auxiliares de Publio Cornelio Escipión, númidas que años después acarrearía serias complicaciones al Imperio en África, donde finalmente Yugurta sería derrotado por Mario, otro protagonista de los acontecimientos de Hispania, aunque en un  segundo término y más en el campo de las ideas que de la acción directa, ya que había fallecido cuando sucedió la sublevación de Sertorio.

Afirman quienes culturalmente se encuentran en nuestras antípodas que “Diversos malentendidos, provocados muchas veces por los historiadores españoles y los hispanistas, conducen al neófito a llamar ‘españoles’ tanto a Viriato —en vez de lusitano—, a Pelayo —en vez de godo—, a Averroes y Maimónides —en vez de andalusíes.”[3]Personalmente reafirmo la tendencia; son españoles, porque independientemente del momento en que llegaron a nacer; independientemente de su voluntad política, forman parte esencial de una trayectoria cultural y humana que los reconoce como españoles; del mismo modo podemos reconocer como español a Moctezuma o a los Banu Qasi, y del mismo modo nunca podrá ser reconocido como español, por ejemplo, Abderraman III o Almanzor, aunque por sus venas corriese sangre tan española como la nuestra. La diferencia, además de la señalada, estriba en que Viriato combatió en lo que ya era conocido como Hispania, y era por tanto hispano, además de lusitano; Pelayo luchó por la reconquista del reino visigodo de España, y Averroes y Maimónides entran en el ámbito de lo filosófico… y de lo filosófico producido a través de la sangre hispana que corría por sus venas y por sus pensamientos. Razonamientos de la misma índole son aplicados a los otros nombrados… y a los que permanecen en la historia aunque aquí estén callados.

Hablar de cada uno de estos personajes nos lleva a contradecirnos a nosotros mismos; nos lleva a enfrentarnos a nosotros mismos, porque cada uno de ellos representa un hecho esencial de la Hispanidad, de la Romanidad. ¿Cómo una persona totalmente romanizada puede sentirse profundamente admirador de Viriato?... Porque es la actitud de Viriato lo que admira y asume, como admirada era por el propio Imperio. Lógicamente a Viriato le tocaba luchar y morir como luchó y como murió… Es el espíritu ibérico. Pero si acaso Viriato hubiese tenido la posibilidad de conocer mínimamente el interior del espíritu de lo que entendemos por romanidad, jamás se hubiese enfrentado a Roma, sino que, como hiciese Moctezuma siglos después con relación a España, con toda seguridad hubiese abrazado el espíritu de Roma.

¿Y cual hubiese sido el resultado?... Con toda seguridad el mismo que sufrió el mismo Moctezuma… Ser asesinado por aquellos mismos antiguos colaboradores que se aferraban al error glorioso de su afirmación como pueblo, que no veían la gloriosa posibilidad que les brindaba el mestizaje, que antes había sido ibero-romano, y luego mexica-español.

¿Recriminables Viriato o Moctezuma?... En absoluto. Los dos son perfectamente asumibles por la Hispanidad. ¿Imitables? En absoluto. Viriato porque no supo ver las posibilidades, y Moctezuma porque no supo servir de puente.

Por otra parte, los escritores nacionalistas ponderan sobremanera las cualidades de los caudillos, sin caer en la cuenta que no es más amante de la patria quién mejor canta con la lira del lugar en la mano las excelencias de la fuente que calma la sed de la aldea. Así, autores como Benito Jerónimo Feijoo[4] no dudan en insultar al imperio con tal de ensalzar las cualidades de Viriato o de Sertorio. Flaco servicio le hace a la Patria cuando denuesta las virtudes de quienes la constituyó como tal: Roma.

Y no es Feijoo el único que encumbra a un personaje como Sertorio. Plutarco, movido por su animadversión a Sila, llega a torcer la verdad histórica de la traición llevada a cabo por Sertorio al aliarse con Mitrídates cuando dice de él: “se hallará haber sido más contenido que Filipo en el trato con mujeres, más fiel que Antígono con sus amigos, más humano que Aníbal con los contrarios, y, no habiendo sido inferior a ninguno en la prudencia, fue muy inferior a todos en la fortuna, la que siempre le fue más adversa que sus más poderosos enemigos, y, sin embargo, desterrado y extranjero, nombrado caudillo de unos bárbaros, fue digno competidor de la pericia de Metelo, de la osadía de Pompeyo, de la fortuna de Sila y de todo el poder de los Romanos.”[5]

Es mucha la literatura, muchas las investigaciones profundas y serias sobre un personaje como Sertorio. ¿Qué pretende aportar este trabajo?... Nada. Pura divulgación de la Historia; puro ánimo de procurar el interés por el estudio de la Historia… de Roma, de España y de la Hispanidad, porque en Roma, en España y en la Hispanidad veo a mi Patria, y al comprobar la triste situación en que se encuentra hoy, no puedo sino realizar un acto de introspección histórica, porque sólo el conocimiento de la historia de la Patria nos dará la capacidad de llegar a ser libres; porque sólo el conocimiento de la historia de la Patria nos llevará a conocer sus errores y sus virtudes, y nos llevará a amarla hasta derramar hasta la última gota de nuestra sangre, bien luchando por ella con las armas, bien luchando por el ella con el conocimiento y contra la torpeza de quién desde el más absoluto desconocimiento niega, por comodidad, pereza y felonía la grandeza que ha permitido la propia existencia de quién estúpidamente reniega de su Patria, la más generosa que jamás se ha señoreado del mundo y que hoy está postrada por la incompetencia de sus propios hijos.


[1] Martínez Minguito, José Manuel.  CELTIBEROS Y ROMANOS EN LA ZONA DE INFLUENCIA DE CLUNIA, EN EL ENTORNO DE QUEMADA (BURGOS). http://www.quemada.es/sites/www.quemada.es/files/pagina/cetiberosyromanosenlazonadeinfluenciadeclunia.pdf
[2] Martínez Minguito, José Manuel.  CELTIBEROS Y ROMANOS EN LA ZONA DE INFLUENCIA DE CLUNIA, EN EL ENTORNO DE QUEMADA (BURGOS). http://www.quemada.es/sites/www.quemada.es/files/pagina/cetiberosyromanosenlazonadeinfluenciadeclunia.pdf
[3]Shamsuddín Elía, Ricardo Horacio. LA CIVILIZACIÓN DEL ISLAM. http://www.islamelsalvador.com/historia/enciclopedia_islamica.pdf
[4] Feijoo, Benito Jerónimo. Glorias de España. http://www.biblioteca.org.ar/zip22.asp?texto=157105
[5]Plutarco Vidas Paralelas. Tomo IV http://www.imperivm.org/cont/textos/txt/plutarco_vidas-paralelas-tiv-craso.html
Share:

Enero perpetuo

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31        

 

Kalendario

Enero

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31

Febrero

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29


Marzo

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31

Abril

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30

Mayo

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31

Junio

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30

Julio

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31

Agosto

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31

Septiembre

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30

Octubre

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31

Noviembre

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30

Diciembre

1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31

Escritos recientes

Lo más leído

Unordered List

Loading...

Text Widget

Copyright © Cesáreo Jarabo | Powered by Blogger

Design by ThemePacific | Blogger Theme by NewBloggerThemes.com