lunes, 31 de agosto de 2015

Sobre la herejía

Entendemos por herejía una doctrina que se opone inmediata, directa y contradictoriamente a la verdad revelada por Dios y propuesta auténticamente como tal por la Iglesia. La palabra "herejía" proviene de la lengua griega y encierra el concepto de error, desviación o enseñanzas de doctrinas que van contra un programa de fe, ya estructurado, o bien sometido a examen y finalmente aprobado con una definición de base inmutable. Desde el tiempo de los apóstoles abundaron las herejías: unas negaban la divinidad de Jesucristo, otras su humanidad y otras amalgamaban la doctrina cristiana con otras religiones, etc. [1]

Se piensa que la herejía carece de interés contemporáneo. El interés en la herejía está muerto porque la herejía tiene que ver con cuestiones que ya nadie toma en serio. Se comprende que una persona puede interesarse en una herejía por curiosidad arqueológica, pero difícilmente resulte comprendido si llega a afirmar que la herejía ha tenido un gran efecto sobre la Historia y sigue siendo, hoy mismo, un impulso contemporáneo viviente.[2]

La herejía es la dislocación de una estructura completa y autosostenida mediante la introducción de la negación de una de sus partes esenciales.[3]

La negación completa de un esquema no es herejía y no posee el poder creativo de una herejía. Pertenece a la esencia de la herejía el dejar incólume gran parte de la estructura a la cual ataca.[4]

Debido a que la herejía afecta al individuo, afecta también a toda la sociedad, y cuando uno examina cierta sociedad formada por una religión en particular, necesariamente debe ocuparse extensamente de la distorsión o menoscabo de dicha religión. Ése es el interés histórico de la herejía.[5]

Apenas terminadas las persecuciones a principios del siglo IV, la Iglesia, como institución, gozó oficialmente de plena libertad y fue, entonces, cuando aparecieron las llamadas grandes herejías; las llamaron grandes por la extensión que cubrieron a lo largo y ancho del imperio romano, que paulatinamente iba cristianizándose, y también por el número de sus seguidores que se enrolaban en sus filas, sin excluir sacerdotes y obispos.[6]

Se puede hablar en general del siglo IV como del siglo de la gran crisis arriana.[7]

En el siglo IV, el arrianismo se convirtió en la religión de los pueblos que estaban fuera de las fronteras del Imperio romano. Los cristianos de Nachran (en la península arábiga) enviaron una delegación para discutir con los primeros musulmanes la conclusión de un pacto y el Corán (C 3:61) menciona la ordalía que Mahoma les habría propuesto y que los cristianos rechazaron.[8]

Por esa relación, como es sabido, el Corán tiene algunas cosas de los cristianos; pero se trata de los cristianos arrianos, como es el unitarismo divino; el Corán lo dice así: “Vuestro Dios es un Dios Uno. No hay más dios que Él, el Compasivo, el Misericordioso.”[9]

Desde los primeros tiempos existieron herejías:

Herejías docetas. Aparecieron en el siglo I en oriente afirmando que Jesús tenía sólo un cuerpo aparente.

Ebionitas. A fines del siglo primero ya hubo algunos herejes judaizantes, Cerinto y los ebionistas (del hebreo pobres, también llamados "nazarenos" a causa de su ideal de vida pobre), que tomando como base un rígido monoteísmo unipersonal, negaron la divinidad de Cristo. Utilizaban un evangelio especial, llamado "evangelio de los hebreos", sobre cuya identidad precisa discuten en la actualidad los estudiosos.

Mandeos gnósticos o sabios, que, si bien no ha reclutado muchos seguidores, sin embargo, sobrevive actualmente en la Mesopotamia meridional. Su característica principal es el dualismo: la realidad deriva de dos principios, que se encuentran en el origen de todas las cosas, el dios masculino y el dios femenino.

Gnósticos. Esta teoría fue una grave amenaza para la Iglesia, se impuso especialmente entre los siglos I y III, su período de máximo esplendor es en el siglo II.

Gnosticismo del griego gnosis, o sea, conocimiento, se debe a que los miembros de este movimiento afirmaban la existencia de un tipo de conocimiento especial, superior al de los creyentes ordinarios y, en cierto sentido, superior a la misma fe. Este conocimiento podía conducir a la salvación por sí solo.

Monoarquismo A fines del siglo II, la herejía, conocida con el nombre de monoarquismo, enseñó que en Dios no hay más que una persona. Según la explicación concreta que de acerca de Jesucristo, se divide en dos tendencias:

a) Monarquianismo dinamístico o adopcionista. Enseña que Cristo es puro hombre, aunque nacido sobrenaturalmente de la Virgen María por obra del Espíritu Santo; en el bautismo le dotó Dios de particular poder divino y le adoptó como hijo.

El Adopcionismo consideraba a Cristo como un Mesías, en definitiva un ser mortal, el cual había sido elegido por Dios para realizar sus designios y que por ello podía llamársele Hijo de Dios.[10]

Los principales propugnadores de esta herejía fueron Teódoto el Curtidor, de Bizancio, que la transplantó a Roma hacia el año 190 y fue excomulgado por el Papa Víctor I (189-198); Pablo de Samosata, obispo de Antioquía, a quien un Sínodo de Antioquía destituyó como hereje el año 268, y el obispo Fotino de Sirmio, depuesto el año 351 por el sínodo de Sirmio.

b) Monarquianismo modalístico (llamado también patripasianismo). Esta doctrina mantiene la verdadera divinidad de Cristo, pero enseña al mismo tiempo la unipersonalidad de Dios explicando que fue el Padre quien se hizo hombre en Jesucristo y sufrió por nosotros.

Los principales propugnadores de esta herejía fueron Noeto de Esmirna, contra el cual escribió Hipólito; Praxeas, de Asia Menor, combatido por Tertuliano; Sabelio aplicó también esta doctrina errónea al Espíritu Santo enseñando que en Dios hay una sola hipóstasis y tres <prósopa> (máscara de teatro, papel de una función), conforme a los tres modos distintos con que se ha manifestado la divinidad. 


Maniqueos Manes y sus seguidores profesan el dualismo persa: Todo procede de dos principios contrarios: el de la luz (Ormuz) y el de las tinieblas (Ahrimán). Ellos también defienden en el siglo II la separación del bien representado por Dios y el mal que viene del pecado. 

En el dualismo existen dos principios en lucha: bien y mal, espíritu y materia, alma y cuerpo. Según Manes que nació en Persia hacia el año 217, estos principios son irreductibles. 

Cátaros Es un rebrote del maniqueísmo, se interesaban por la austeridad, pureza y pobreza. Menospreciaban a la jerarquía eclesiástica, tenían fuertes penitencias para sobreponerse al mal; a estos también se les llama albigenses, son dualistas. 

Montanismo A mediados del siglo II Montano opinaba que el cristianismo se estaba convirtiendo en algo fácil y mundano y que era necesario volver al cristianismo primitivo. Esta idea alcanzó gran prestigio en Frigia y Asia Menor. Montano condenó acciones como las segundas nupcias, el huir de la persecución, el servicio militar en el ejército imperial, el asistir a los juegos del anfiteatro. Era un rigorista quien además pedía fuertes ayunos. También predijo el retorno inminente del Mesías. Esta línea de austeridad y predicciones. 

Arrianismo Tomó su nombre de Arrio, nacido en la segunda mitad del siglo III, en Libia. Arrio aparece en la historia de Alejandría, donde el Obispo Pedro, que poco tiempo después le excomulga, lo ordena diácono en el año 308. 

Semiarrianos Ocupan un lugar intermedio entre los arrianos rígidos (anomeos) y los defensores del Concilio de Nicea (homousianos). Enseñan que el Logos es semejante al Padre o en todo semejante a El, o semejante a la esencia, de ahí que se les denominase homousianos.[11] 

Si el arrianismo consiste en la negación de la consustancialidad de las Tres Personas divinas, se puede designar a los semiarrianos como a aquellos que ofrecen algunas dudas acerca de esta verdad del dogma católico, diciendo que el Hijo no es consustancial sino solamente semejante al Padre o expresiones parecidas.[12] 

Macedonianismo La secta de los pneumatómacos (enemigos del Espíritu Santo), nacida del semiarrianismo y cuya fundación se atribuye, desde fines del siglo IV al obispo semiarriano Macedonio de Constantinopla.[13] 

Nestorianismo La herejía de Nestorio, 428, patriarca de Constantinopla, hacia el 451 en el destierro. 

a) El hijo de la Virgen María es distinto del Hijo de Dios. Análogamente a como hay dos naturalezas en Cristo, es menester admitir también que existen en El dos sujetos o personas distintas. 

b) Estas dos personas están vinculadas entre sí por una simple unidad accidental o moral. El hombre Cristo no es Dios, sino portador de Dios. Por la encarnación no se ha hecho hombre propiamente el Logos-Dios, sino que ha pasado a morar en el hombre Jesucristo, de manera parecida a como Dios habita en los justos. 

c) Las propiedades humanas (nacimiento, pasión, muerte) tan sólo se pueden predicar del hombre Cristo; las propiedades divinas (creación, omnipotencia, eternidad) únicamente se pueden enunciar del Logos-Dios, se niega por tanto, la comunicación de idiomas.[14] 

d) En consecuencia, no es posible dar a María el título de "Madre de Dios" que se le venía concediendo habitualmente desde Orígenes. Ella no es más que "Madre del Hombre" o "Madre de Cristo". 

e) La idea fundamental de la dualidad de sujetos en Cristo aparece también en la doctrina confirmacionista, propia de los antioquenos, según la cual el nombre Cristo habría merecido ser honrado y acatado como Dios por su obediencia en someterse a los dolores de la pasión.[15] 

Monofisismo Profesó el error opuesto, a saber, que en Cristo no había sino una sola naturaleza, porque la naturaleza humana había sido absorbida por la divina, como el océano absorbe una gota de agua. Esta herejía divulgada por Eutiques fue condenada por el Concilio de Calcedonia 451. 

Valdenses Secta herética fundada por Valdo en Lyón en el último cuarto del siglo XII, probablemente en 1176. Su fundador quiso predicar, pero su incapacidad motivó la prohibición de Roma. Valdo hace caso omiso de este veto y la Santa Sede lo excomulga. Entonces, el y sus discípulos caen en la herejía. Negaban los sacramentos, excepto el de la Eucaristía, y rechazaban la autoridad de la Iglesia. Querían reproducir el sistema de vida Apostólico y acusaban de corrupción a la Iglesia.[16] 

Otras herejías se han ido sucediendo hasta nuestros días, (Islam, Valdenses, Cátaros, Albigenses, Testigos de Jehová…) Pero quedan fuera de lo que aquí nos ocupa ahora. Por otra parte, con el predominio del cristianismo se acabó con las otras manifestaciones religiosas existentes en el Imperio, de carácter politeísta, y con otra que fue ganando en influencia y que gozó de cierta importancia durante el siglo tercero: el mitraísmo. 

Esta religión adoptaba como propios aspectos de otras religiones; así, Mitra acabaría naciendo de una virgen y acabaría viniendo en el final de los tiempos. Los templos, generalmente subterráneos, guardaban una estructura similar a los templos cristianos y se suministraban sacramentos. Bastantes aspectos del cristianismo fueron adoptados por la religión mitraica, pero ésta no fue considerada por el cristianismo, que en el convulso siglo IV, el Concilio de Nicea de 325 no trató del asunto sino del Arrianismo, al parecer principal causante del declive del culto a Mitra mediante la predicación llevada a cabo por el obispo Ulfilas. 

Esta religión se difundió especialmente entre el ejército y entre algunos emperadores como Nerón, Cómodo, Diocleciano, Aureliano, … Adoraban al dios Sol y celebraban su fiesta la misma fecha que el dios Baco, coincidiendo con las Saturnales…el día 25 de Diciembre. Fue declarada ilegal en el año 391 por el emperador Teodosio. Tiene grandes afinidades con el maniqueísmo y posiblemente sea origen de la herejía cátara. También guarda similitudes con los ritos masónicos. 

[1] Las herejías 

[2] Las grandes herejías 

[3] Las grandes herejías 

[4] Las grandes herejías 

[5] Las grandes herejías 

[6] Las herejías 

[7] Yanguas, José Mª. Arrianismo cristológico y pneumatológico en el siglo IV: la respuesta de S. Basilio de Cesarea. 

[8] Arrianismo Moderno 

[9] Arrianismo Moderno 

[10] Arrianismo, La cuestión arriana 

[11] Las herejías. 

[12] Semiarrianismo. 

[13] Las herejías. 

[14] Las herejías. 

[15] Las herejías. 

[16] Las herejías. 

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viernes, 28 de agosto de 2015

El primero de los insurgentes, los irreductibles cristianos en la retaguardia del Emirato de Córdoba


Ciertamente muchos españoles cambiaron sus nombres hispanorromanos por nombres árabes,  sus vestimentas hispanorromanas por vestimentas árabes, pero su mente, su pensamiento, no pudo cambiar al compás de las vestimentas y de los nombres. 

Bien al contrario, los españoles de Al-Andalus, por las puras necesidades del invasor, debieron ocupar los lugares preponderantes en la cultura, ya latina, ya árabe; poetas, filósofos, escritores... españoles, con nombres árabes por necesidades de pura subsistencia y españoles de pensamiento, palabra y obra.

Pruebas dieron con las horribles matanzas de mártires cristianos habidas en Córdoba; pruebas que demostraron que el sentimiento nacional en los naturales de Al-Andalus no era menor que el de los compatriotas del norte; sentimiento que llevó al martirio no solo a quienes no habían renegado del cristianismo, sino aun a personas que habiendo abrazado el islam, a la hora de la verdad prefirieron renunciar a Mahoma y morir abrazando la cruz.

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martes, 25 de agosto de 2015

ALGUNOS APUNTES SOBRE LA INQUISICIÓN

ALGUNOS APUNTES SOBRE LA INQUISICIÓN (parte del prólogo de "INQUISICIÓN SIN PREJUICIOS)
Cesáreo Jarabo

Para combatir la Inquisición se utilizan los argumentos más peregrinos, llegando a presentarse como inaceptable el hecho de que tuviese la blasfemia como un un delito. La verdad, desconocida para quién se atreve a argumentar semejante cosa, es que el género humano “siempre creyó que blasfemar de Dios era un delito, y que este delito debía ser severamente castigado. Desde que los ajos y las cebollas subieron entre los egipcios a la dignidad de dioses, ya era un delito el violarlos, dijo Juvenal.”[1]Es en los tiempos del N.O.M. donde ha cambiado el concepto, pero no porque haya dejado de ser delito blasfemar de Dios, sino porque el nuevo dios es el sistema, y lo que es blasfemia hoy no es hablar mal de Dios, sino hablar mal del sistema.


Lo que resulta curioso y grotesco, a lo largo especialmente de los dos últimos siglos, es la aculturización del pueblo español, que ha pasado del más profundo de los desprecios hacia todo lo que nos llegaba de la Europa protestante y liberal, al más profundo de los complejos por la gloriosa historia de España. “El ambiente creado por los relatos fantásticos que acerca de nuestra patria han visto la luz pública en todos los países, las descripciones grotescas que se han hecho siempre del carácter de los españoles como individuos y colectividad, la negación o por lo menos la ignorancia sistemática de cuanto es favorable y hermoso en las diversas manifestaciones de la cultura y del arte, las acusaciones que en todo tiempo se han lanzado sobre España fundándose para ello en hechos exagerados, mal interpretados o falsos en su totalidad, y, finalmente, la afirmación contenida en libros al parecer respetables y verídicos y muchas veces reproducida, comentada y ampliada en la prensa extranjera, de que nuestra Patria constituye, desde el punto de vista de la tolerancia, de la cultura y del progreso político, una excepción lamentable dentro del grupo de las naciones europeas.”[2]

La voluntad que me lleva a la realización de este estudio (que vaya por delante, a quién sirve es a mí, y si por casualidad sirve a alguien más será para mí una gran satisfacción), es llegar a conocer algo la realidad del Santo Oficio, en relación al momento histórico en que se desarrolló, tanto el que le tocaba de forma más directa como el que existía en ámbitos distintos, esencialmente europeos, y la función que cumplió en las relaciones tanto sociales como internacionales.

El desarrollo del asunto me ha llevado a bucear también en las instituciones europeas contemporáneas del Santo Oficio, y en las relaciones internacionales de los paises europeos en los que desarrollaron su actividad, para finalizar con la actuación de otras entidades y otros países en el ámbito social y en ámbito internacional de los mismos, en lo tocante a la represión, a la violación de derechos y al genocidio, aspectos de los que por otra parte, justamente esos países han acusado a España.

Las conclusiones, como español, son altamente satisfactorias.

Dice el filósofo que España es larga en hazañas y parca en “relatallas”. Pero a la desconsideración de lo propio le sigue la exaltación de lo ajeno.

Todas las personas, y todas las instituciones, son hijas de su tiempo. La Inquisición surgió en un tiempo en el que la aplicación de la justicia era sencillamente brutal, dependiente de señores que la ejercían a su voluntad, sin control de institución alguna que marcase normas. Las ordalías eran de uso común, y las represalias sobre cualquier tipo de vencido podían conllevar masacre épicas.

Así nació la Inquisiciónen el Languedoc; así surgió, también en el Languedoc, la imposición del sambenito. Una y otro significaron una garantía antes inexistente; una garantía que evitaba masacres, pues se remitía a los tribunales a quién, de otra forma, sería inevitablemente muerto por el atacante.

Precisamente el sambenito, que con el tiempo acabaría siendo instrumento de escarnio, no era sino una señal de que la persona que lo portaba había dejado de ser reo de la ira de los soldados que luchaban contra los albigenses.

La Inquisición significó un freno espectacular a la barbarie existente, un control a la brutalidad, una imposición del derecho, de la norma.

“Demostrar la relativa moderación de procesal y penal del Santo Oficio o el exiguo número de relajados en persona y efigie desde antes ya de mediados del siglo XVI hasta su abolición, o la benevolencia de que a diferencia de todos los demás países tan cultos de Europa y la Américasajona hizo gala con la brujería… obliga por supuesto a cambiar radicalmente las ideas que común y popularmente se tienen sobre la inquisición, pero no autoriza a eximirla de culpa.”[3]

Durante 350 años de Inquisición Española, las peores cifras presentadas por historiadores manifiestamente contrarios a la institución, señalan que fueron quemados en la hoguera 1600 reos. Una media de cuatro reos por año. ¿Qué pasaba en esos mismos momentos en la Europaque no se hallaba bajo la influencia de la Inquisición? Esa es la referencia en el espacio.

¿Y la referencia en el tiempo? Eso lo analizaremos en capítulos pormenorizados. Sólo un caso concreto: En España, hoy, se está asesinando a 100.000 niños nonatos por año.

Habrá quién diga que no es lo mismo… Y yo afirmo que no es lo mismo. La inocencia o la culpabilidad de los reos de la Inquisición será discutida; dudo mucho que la inocencia de las víctimas del aborto sea discutida por alguien. La relación es avasalladora 4:100.000, por año.

¿Qué diríamos si apareciese una institución que consiguiese reducir el número de crímenes del aborto a 4 por año? No por eso dejaría de ser un crimen, pero a nadie se le ocurriría ver en esa institución el paradigma del aborto.

Otra cosa sería que de aborto cero se pasase a cuatro abortos por año; otra cosa hubiese sido que las víctimas por violencia de los señores de la tierra, en la Edad media hubiese sido cero. Entonces, con cuatro víctimas anuales, la Inquisición hubiese sido una institución criminal indiscutible, pero resultando la evolución del crecimiento habido, parece que no puede ser esa la conclusión.

Pongamos ejemplos de otros ámbitos. El río Escabas es una realidad de la naturaleza que sin lugar a dudas, además de ser placentero estar en sus inmediaciones, vierte agua continuamente. Ese hecho permite que sea reconocido como río. Como el Escabas extisten en la geografía española miles de ríos. Es afluente del Guadiela, que vierte sus aguas en el río Tajo, uno de los ríos más importantes de España.

Esa realidad, no obstante, es accesible al conocimiento de un ruso, inglés, canadiense o chino, sólo cuando circunstancialmente visita España, siempre que tenga la suerte de que esa visita lo lleve a la Serranía de Cuenca, y la casualidad o la relación con alguien que conozca la comarca lo lleve al lugar. Difícilmente tendrá acceso a ese conocimiento, ni aún siendo miembro de una facultad de Geografía e Historia de su ciudad. Tan es así que ni tan siquiera los estudiantes de Geografía españoles tienen acceso a ese conocimiento, dada la mínima importancia geográfica del maravilloso curso del río Escabas, que tiene una cuenca de 706 km2.

Lógicamente, no sólo las facultades de Geografía de Berlín, Estocolmo, Moscú o Pekín, sino también las facultades de Geografía españolas, estudian antes el Mekong, con una cuenca de 810.000 km2;  el Nilo, con una cuenca de tres millones de km2; el Amazonas, con una cuenca de 6,2 millones de km2, o el Misisipi, con una cuenca de 3,2 millones de km2. Y eso, parece cuando menos lógico, siendo que, además, la cultura popular llega a tener noticia de la existencia de esos grandes ríos, mientras el Escabas escapa al conocimento, no sólo de la población general, sino de la inmensa mayoría de los especialistas en Geografía. ¿Carece el Escabas de Importancia? En absoluto. Es de vital importancia para el ecosistema de la zona y conforma, además, un entorno espectacular, pero limita su importancia a un entorno que no puede pretender compararse a ninguno de los grandes ríos del mundo sino acotando alguna parte menor de éstos, en algún estudio concreto de una microzona.

Siendo así, llama profundamente la atención que en esas mismas universidades, que tienen la obligación de profundizar en todos los aspectos, en otros aspectos de la vida y de la historia no apliquen la misma vara de medir, y sin embargo apliquen a hechos de la categoría del río Escabas esfuerzos y divulgación que estarían sumamente justificados para el Nilo o para el Amazonas, y que el hacerlo daría una idea radicalmente equivocada de la composición geográfica de España, lo cual, en el mejor de los casos, daría qué pensar de la formación cultural de las personas que hubiesen asumido esos “conocimientos”.

La referencia a la Geografíano anda distante de lo que vamos a tratar. No en vano, la Geografía y la Historia son dos aspectos del conocimiento que van intimamente ligados.

Lo que aquí vamos a tratar es la Inquisición, y más concretamente las víctimas de la Inquisición (para el caso, el río Escabas), las víctimas del protestantismo (para el caso el rio Mekong), las víctimas del Islam (para el caso el río Nilo), y las víctimas del liberalismo y del marxismo (para el caso el Amazonas o el Misisipi).

Veamos las referencias existentes en Internet, a fecha Julio de 2013 sobre las cuestiones señaladas.

Geografía                     y su equivalente en     Historia                         
Escabas… 4220           ………………..        Inquisición….269.000
Amazonas…1.550.000  ………………         Inquisición protestante….25.500
Missisippi….34.300.000  …………….          Genocidio Bolchevique…..23.600
Nilo……..    4.130.000    ……………..        Genocidio musulmán…..92.500

Parece que no guarda mucha relación. Es, cuando menos curioso, siendo que el victimario de los referidos es, aproximadamente, el siguiente, y siempre tomando cifras muy moderadas entre la gran variedad de las mismas, salvedad hecha de la Inquisición, para la que se toma una de las peores cifras consignadas por los historiadores:

Institución o Principio motor                                                               Nº de Víctimas

Inquisición (en 350 años y en toda la Hispanidad)……………………   1.600
Inquisición protestante……Durante Enrique VIII (en Inglaterra)……. 70.000
         Durante Isabel I trescientos o cuatrocientos al año.
         Caza de brujas en Alemania, Francia o Inglaterra,        durante el siglo XVII y mitad del XVIII………… 70.000
         Anabaptistas, año 1525…………………. 100.000
Judíos año 116………………………………………………………... 240.000
Liberalismo………. Revolución Francesa entre 1792 y 1794………..   40.000
                                  En 1675, en Nueva Inglaterra…………………..   12.000
                                  Comuna de París……………………………….. 100.000
                                  En 1902, Boer…………………………………..   26.000
                                  Australia 1770-1911…………………………… 700.000
                                   (la población era de 700.000 en 1770 y de 31.000 en 1911)
                                  Pakistán, en 1948………………………………  300.000
                                  Filipinas (1899-1913)………………………… 1.000.000
                                  Namibia (1904-1907)…………………………      75.000
                                  Bombardeo de Dresden y Hamburgo 1945…..     500.000
                                  Bombardeo de Hiroshima, Nagasaki…………     700.000
                                  Vietnam 1944-1945…………………………..     700.000
                                  Vietnam 1962-1975…………………………..  3.500.000
Islam……………… Turkía 1915-1918……………………………     750.000
                                  Bangladesh 1971……………………………..     180.000
                                   Argelia años 90 del siglo XX………………..     200.000
Comunismo……….  Terror rojo en Madrid 1936…………………...    12.000
                                   Camboya 1975………………………………..2.000.000
                                   Resto terror rojo siglo XX………………....120.000.000
N.O.M………………Aborto (sólo en un año en España)…………      100.000




[1]La Inquisición Española.Ricardo Cappa. Pag 8. https://ia600301.us.archive.org/4/items/lainquisicinesp01cappgoog/
[2] Julián Juderías, http://es.scribd.com/doc/103794210/La-leyenda-negra-y-la-verdad-historica
[3]Angel Alcalá, en La Inquisiciónespañola. Joseph Pérez.  Pag. 424 Ediciones Martinez Roca 2002
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La Reconquista


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miércoles, 19 de agosto de 2015

Guerra de Sucesión. Aspectos políticos del reinado de Felipe V


ASPECTOS POLÍTICOS DEL REINADO DE FELIPE V

La entronización de Felipe de Anjou el 16 de noviembre de 1700 fue  aceptada unánimemente por los reinos de las Coronas de Castilla y de Aragón, cuyos fueros juró observar, pero  hacia 1706 tal unanimidad se había quebrado, en gran parte motivada por la situación internacional, que apetecía la fragmentación de España, y aspiraba a colonizar los territorios de la Monarquía Hispánica.

No fue pequeño argumento de enfrentamiento nacional la histórica enemistad con Francia, avivada con un recuerdo cercano de la Guerra de los Treinta Años, con la pérdida del Rosellón, la Cerdaña y el Franco Condado, o la ocupación de Barcelona llevada a cabo por tropas francesas en 1697.


No obstante, hasta 1704 no parecía que fuese a producirse conflicto serio por la ascensión al trono de Felipe V, pero la dependencia con relación a Francia permitió la presencia de tropas francesas en Flandes, lo que, unido a los derechos sucesorios de Felipe sobre el trono francés y las pretensiones del archiduque Carlos, que fue proclamado rey el 12 de febrero de 1703, acabó desencadenando la guerra.

La situación era, como mínimo, grotesca. Venía como rey de España alguien que provenía de quienes la memoria más raquítica no impedía recordar como los sitiadores  de Gerona y el de Barcelona apenas cuatro años atrás en la guerra de los Nueve Años… o los que habían arrancado el Rosellón y la Cerdaña en el Tratado de los Pirineos de 1659, apenas cuatro décadas atrás. Había más desconfianza hacia los franceses, conforme señala Juan C. Saavedra Zapater,  gracias a “la preferencia que se daba en la Corte a los títulos de Francia —contra ello se manifiesta el duque de Arcos—, por el acaparamiento por parte de los franceses de los cargos más importantes de la Monarquía —junto a Michel Amelot y Juan Bautista Orry hay que mencionar al duque de Gramont, al marqués de Louville, al conde de Marcin y a la Princesa de los Ursinos— y del comercio con América —al menos esta era la queja del duque de Medinaceli—, y por los obstáculos que desde París se oponían de manera sistemática al fomento de la industria castellana, desanimando a quienes mostraban deseos de instalar fábricas en el territorio porque ello hubiera supuesto un grave perjuicio para las manufacturas francesas.”[1]

En principio, la posición de Luis XIV estaba acorde con las potencias europeas, que habían tratado profusamente el desmantelamiento de España a la muerte de Carlos II, pero al hacerse público el testamento a favor de Felipe de Anjou,  el 16 de noviembre de 1700, Luis XIV aceptó la voluntad de aquel, presentando en la corte a su nieto, de diecisiete años, con estas palabras: Señores, aquí el rey de España». Entonces le dijo a su nieto: «Pórtate bien en España, que es tu primer deber ahora, pero recuerda que naciste en Francia, para mantener la unión entre nuestras dos naciones es la manera de hacerlos felices y preservar la paz de Europa.”

Nombrado heredero el duque de Anjou, y siendo regente el cardenal Portocarrero, fueron marginados los austracistas, mientras el parlamento inglés trataba el asunto, donde se señalaba “los perjuicios, que resultaban al Comercio, y que serían los Franceses dueños del de Indias, del Mar Mediterraneo, el Adriatico, y Jonio, y se aprovecharian, con nuevas Fabricas, de las Lanas de España.”[2] Los principios que se consolidarían posteriormente en las guerras separatistas de América ya eran mostrados un siglo antes. Poco después, por parte del Foreing Office se procedería a la creación de la mejor arma al servicio de Inglaterra: la masonería, y a la redacción del “proyecto para la destrucción de España”.
Continuará....

[1] Saavedra Zapater, Juan C. Entre el castigo y el perdón. Felipe V y los austracistas de la Corona de Castilla, 1706-1715
[2] Bacallar y Sanna, Vicente. Comentarios de la Guerra de España e historia de su rey Phelipe V el animoso. Pag. 33
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sábado, 15 de agosto de 2015

GUERRA DE SUCESIÓN. UNA NUBE DE ADVENEDIZOS




Siguiendo con MOVIMIENTOS CENTRÍFUGOS EN ESPAÑA
GUERRA DE SUCESIÓN


UNA NUBE DE ADVENEDIZOS



La corte de Carlos II fue un hervidero de intrigas internacionales. Una vez cambiada la dinastía, aquellas intrigas se convirtieron en una guerra internacional extendida por media Europa. Pero las intrigas no se desvanecieron en la corte del nuevo rey, sino que ésta pasó a ser el centro neurálgico de los advenedizos, franceses y afrancesados por una parte y españoles por otra, cuyas miras personales se sobreponían a las miras de interés nacional. Curiosamente, al final del periodo, sería Felipe V quién, como en un espejismo, diese una sensación de dignidad patriótica.

Sería extremamente reduccionista señalar a un personaje como paradigma de la intriga, pero a la vez sería demostrar una ceguera absoluta dejar de señalar a una persona como la máxima expresión de esa intriga.
Si en tiempos de Felipe II destacó en ese capítulo la princesa de Éboli, con la dinastía francesa sería otra mujer, curiosamente portadora de título similar, quien concentrase en su persona la máxima expresión de la ambición política y la máxima expresión de la intriga. Era Mª Anne de la Trémoille, princesa de los Ursinos; una mujer enviudada en dos ocasiones que heredó el título de su segundo matrimonio con Flavio degli Orsini, y cuya ambición la llevó a mantener litigios de envergadura con su familia, a quién finalmente debió ceder el ducado de su segundo esposo.

Cuando el 16 de noviembre de 1700 subió al trono Felipe V, Mª Anne de la Trémoille, sería nombrada por Luis XIV de Francia camarera mayor de aquel, con el encargo de tutelar al joven rey; posición que sería confirmada cuando Felipe casó con Maria Luisa Gabriela de Saboya, el once de Septiembre de 1701.

Situada en su puesto de control absoluto se rodeó de sus adeptos quienes, como es el caso del conde de Montellano y de Juan Orry, acometieron reformas tendentes a limitar las corruptelas que infestaban la corte. Se pretendió hacer una profunda reforma administrativa bajo la dirección de Orry, que redactó detallados informes donde aconsejaba la centralización de la administración así como la reforma del sistema de gobierno basándose en el modelo francés, apuntando la eliminación de los consejos reales y la creación de ministerios, aspectos que alarmaron a la enquistada nobleza, y cuyo desarrollo natural nos lleva a los decretos de Nueva Planta.

Pero el carácter conflictivo que la de los Ursinos había demostrado en Italia con relación a su familia la acompañaría también en esta ocasión, lo que dio lugar a enfrentamientos sonados con el cardenal Estreés, embajador de Francia y con su sobrino el abate Estreés, así como con Louville y con el confesor del rey, Daubenton, enemigos ambos de la de los Ursinos.

Pronto los enfrentamientos se generalizaron, siendo importante el existente entre el cardenal Portocarrero y Estreés. Estas intrigas acabarían costando el puesto a Mª Anne de la Trémoille, decisión pronto revocada, si bien con la orden de que se sometiese a Estreés. La persistencia de los enfrentamientos acabó provocando la separación del prelado, lo que acarreó la renuncia de Portocarrero y el fortalecimiento de la de los Ursinos, que conformó el gobierno a su gusto, excluyendo a los franceses del gobierno.

Era tal el control ejercido por la de la Tremoille que en 1703, llegó a anular todos los despachos de Felipe V, excepción hecha del secretario de estado. En este punto, habiendo sido informado Luis XIV sobre la situación, y siendo que era manifiesto tutor de la monarquía española, escribía a su nieto: “Os amo con sobrada ternura para decidirme a abandonaros, y sin embargo, me obligareis á ello, si no me hallo enterado de lo que pasa en vuestro consejo; lo que tendría que suceder, si quitais al cardenal Estreés la franca entrada que hasta ahora ha tenido, no solo a él, sino tambien al duque de Harcourt y Marsin; en este caso me veré en la necesidad de suprimir el destino del embajador en Madrid.”[1]

La desfachatez era absoluta, y en absoluto ocultada. El rey de Francia exigía al rey de España ¡le mantuviese informado de lo que sucedía en el Consejo de Estado!

Las instrucciones que emitía Luis XIV eran determinantes; por ejemplo, “el embajador de Francia ha de ser ministro de Su Majestad Católica, y es preciso que, sin tener el título, ejerza las funciones, ayudando al rey de España a conocer el estado de sus negocios y a gobernar por sí mismo.” [2]Pero la influencia sería mayor. “La otra vía principal para hacer llegar la autoridad de Luis XIV fue la correspondencia dirigida a Felipe V. Aunque el envío de estas cartas se había iniciado con la partida de éste de Versalles, al igual que ocurría con la mantenida con otros miembros de la familia real –en especial con su padre, el Delfín; sus hermanos, los duques de Borgoña y Berry; o madame de Maintenon–, las urgencias de la guerra desde finales de 1701 otorgarían mayor trascendencia a este canal de comunicación entre ambos monarcas. A partir de esas fechas y hasta bien avanzada la Guerra de Sucesión, Luis XIV utilizó este recurso para tratar de gobernar la Monarquía española y orientar las decisiones políticas de su nieto. A veces el tono empleado es claramente conminatorio, fundamentalmente cuando estaban en juego importantes intereses franceses o se censuraban posiciones de Felipe V y sus ministros no compartidas en Versalles.” [3]

(EL TEXTO COMPLETO DE TODA LA OBRA SE PUBLICARÁ MÁS ADELANTE)


[1] Henao y Muñoz, Manuel. Los Borbones ante la revolución. Pag. 217
[2] Guillamón Álvarez, Fco. Javier y Julio David Muñoz Rodríguez. Educando al Príncipe Correspondencia privada de Luis XIV a Felipe V durante la Guerra de Sucesión. Pag. 49
[3] Guillamón Álvarez, Fco. Javier y Julio David Muñoz Rodríguez. Educando al Príncipe Correspondencia privada de Luis XIV a Felipe V durante la Guerra de Sucesión. Pag. 49

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